El ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, aseguró ayer que es partidario de que se retire la inmunidad parlamentaria al ex dictador Augusto Pinochet, privilegio que ostenta como senador vitalicio desde marzo de 1998, cuando abandonó la jefatura del Ejército. Así, señaló que valora «positivamente» la «valiente» petición del juez chileno Juan Guzmán Tapia.
Respecto al aluvión de querellas presentadas contra el dictador chileno, Matutes dijo respetar la acción judicial en Chile y mostró el total apoyo del Gobierno español al presidente electo chileno, el socialista Ricardo Lagos.
«Teniendo en cuenta las declaraciones del presidente Lagos sobre que dejaría hacer a la Justicia y que la respaldaría, sinceramente, confío en que esa firmeza y compromisos asumidos ante la opinión pública internacional serán respetados por el presidente y el Gobierno de Chile», añadió. En cuanto a las críticas que la ex primera ministra británica, Margaret Thatcher, vertió contra España, el ministro de Exteriores, tras calificar los argumentos de la ex mandataria británica de especialmente desafortunados, las achacó a su ancianidad. «Son fruto sobre todo de su ancianidad, que ya no le permite analizar y evaluar bien las decisiones. Está un poco anclada en el tiempo, varios siglos incluso, por lo que parece», aseguró.
«No se ha producido aquí ninguna victoria judicial de Pinochet, porque la Justicia española no es colonial. Es más, la defensa del ex dictador sólo ha obtenido victorias en los procesos judiciales en Inglaterra, porque lo demás han sido decisiones políticas, por razones humanitarias, adoptadas por el ministro del Interior británico a propuesta del ministro chileno», explicó.
Entretanto, el presidente saliente de Chile, Eduardo Frei, advirtió a España que no puede dar lecciones a Chile, ya que durante la Guerra Civil «tuvo más de un millón de muertos y no juzgaron a nadie, y el dictador murió en la cama. ¿Ellos nos van a dar lecciones a nosotros? No». Aseguró que ahora los tribunales chilenos «van a actuar» y pidió que no se ponga en duda el sistema judicial chileno, porque «en Chile, los tribunales funcionan».