El canciller alemán, Gerhard Schroeder, y el ministro de Finanzas, Hans Eichel, ofrecieron ayer a los contribuyentes un regalo navideño, al presentar una reforma fiscal más ambiciosa de lo que el Gobierno socialdemócrata-verde tenía previsto inicialmente.
La nueva iniciativa tiene como objetivo una descarga fiscal de más de 70.000 millones de marcos (unos seis billones de pesetas) en el periodo comprendido entre 1998, año en el que el gobierno socialdemócrata-verde se constituyó, y el año 2005. El canciller explicó en rueda de prensa que de este alivio tributario, unos 54.000 millones recaerán en los ingresos privados y unos 18.000 millones en las empresas.
Mientras que para ayer sólo se esperaba el anuncio de la descarga impositiva a las empresas, Schroeder y Eichel sorprendieron a la opinión pública con una baza adicional e «histórica», una nueva rebaja del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). «Esta es la mayor reforma fiscal que ha vivido la República Federal de Alemania», dijo Schroeder, quien explicó que la reforma permitirá respaldar el auge coyuntural que ha empezado a experimentar el país.
Los planes prevén situar de aquí al año 2005 el tipo mínimo del IRPF en un 15 por ciento y el máximo en un 45 por ciento, lo que supone no sólo un adelanto de la tercera etapa de la reforma fiscal del año 2002 al 2001 sino una descarga mayor de la prevista.