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Clinton vende a los socialdemócratas europeos su receta en Florencia

Líderes reformistas coinciden en la necesidad de reducir la desigualdad entre países por todos los medios

El embarazo de Charie, la esposa de Tony Blair, fue el tema estrella en Florencia.

FRANCE PRESS - FLORENCIA
Los líderes progresistas occidentales, entre ellos el presidente estadounidense, Bill Clinton, y el brasileño, Fernando Henrique Cardoso, reunidos ayer en Florencia, compartieron sus experiencias en sus respectivos países para intentar definir los cambios necesarios en la escena internacional para la sociedad del siglo XXI.

Los representantes del reformismo internacional coincidieron en la necesidad de reducir las desigualdades existentes aprovechando la red de redes, Internet, y las nuevas tecnologías. Además, ensalzaron la necesidad de acometer reformas importantes y otorgar un mayor papel a la clase política para contribuir a una globalización tanto económica como política.

En la primera sesión de la cumbre, que duró más de dos horas, dedicada al tema «Nueva economía: igualdad y oportunidades», los líderes contaron sus experiencias de Gobierno en la Sala Quinientos del prestigioso Palazzo Vecchio.

Tanto el presidente estadounidense, Bill Clinton, como el brasileño Fernando Henrique Cardoso; el primer ministro británico, Tony Blair; el francés, Lionel Jospin; el canciller alemán, Gerhard Schroeder, y el italiano Massimo D'Alema, moderador del seminario, se refirieron a la importancia de la educación y de las nuevas tecnologías para lograr un desarrollo justo e igualitario.

Clinton sostuvo que los grandes países industrializados pueden continuar asegurando el crecimiento de sus economías y reduciendo las desigualdades estableciendo nuevas políticas para captar las ocasiones que ofrece Internet y las nuevas tecnologías, que crean millones de empleos.

El presidente estadounidense sugirió tres opciones para este propósito: invertir en educación, en programas para la población más desfavorecida y en la eliminación de lo que llamó «la brecha digital». «Los países desarrollados deben fijarse un plazo, que debe ser definido, para ofrecer la red Internet como si fuera la red telefónica», dijo. «Con ello se podrían reducir las desigualdades sociales», comentó el presidente.

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