Las fuerzas rusas continuaron ayer sus bombardeos sobre Grozni, un mes después del inicio de la operación en el territorio independentista del Cáucaso, mientras se abrían varios corredores permitiendo la salida de los refugiados.
Los militares rusos abrieron ayer la frontera entre Chechenia e Ingushetia (al oeste) en el puesto fronterizo de Kavkaz, aunque el paso era muy limitado. Sólo 150 personas pudieron cruzar, mientras otras miles esperan en vano desde hace días.
El presidente de Ingushetia, Ruslan Auchev, calificó esta situación «de inhumana» y llamó de nuevo a las negociaciones. Cuando cerraron la frontera, el 23 de octubre, los militares rusos afirmaron que los «terroristas» chechenos podían infiltrarse entre los refugiados que huyen de los combates y bombardeos en Chechenia.
De las 192.000 personas que huyeron de Chechenia desde que empezaron los bombardeos rusos el 5 de setiembre, unas 173.000 fueron recibidos por Ingushetia que tiene grandes dificultades para hacer frente a un brutal crecimiento -del 50%- de su población (340.000 habitantes).
En total se abrieron cinco corredores de los cuales, aparte del de Kavkaz, uno lleva a la región de Stavropol (norte), otro a la República de Osetia del Norte (noroeste), y otros dos deben permitir a los refugiados entrar en Daguestán (oeste).