Los bombardeos de la Alianza Atlántica se cobraron más de 30 vidas civiles en Yugoslavia entre ayer y el domingo. La OTAN también bombardeó intensivamente las posiciones de los serbios que defienden una colina cerca de la frontera entre Kosovo y Albania ante una ofensiva de los rebeldes separatistas del Ejército de Liberación de Kosovo (UCK). Un total de 20 personas murieron en el ataque de la OTAN en la noche del domingo contra un sanatorio y asilo de ancianos en Surdulica, 320 kilómetros al sureste de Belgrado, donde otras 20 fallecieron en ataques efectuados hace un mes, informó el Ministerio serbio encargado de Asuntos Sociales. El Ministerio, que teme que haya más víctimas debajo de los escombros, recalcó que «la responsabilidad (de la OTAN) es aún mayor si se tiene en cuenta que los jubilados y ancianos están protegidos por las convenciones internacionales».
Dos proyectiles de la OTAN alcanzaron la medianoche pasada en Surdulica el edificio del sanatorio del asilo de los ancianos y un pabellón de alojamiento de refugiados. Otras once personas murieron y decenas más fueron heridas cuando las bombas de la OTAN alcanzaron a mediodía del domingo un puente muy transitado en la localidad de Varvarin, en el centro de Serbia.
También fue atacado un convoy de periodistas en el sur de Kosovo, en el que murieron un conductor y un intérprete, mientras que fueron heridos tres reporteros: una británica, otra portuguesa y un francés. En todos los casos, la Alianza Atlántica aseguró que no se trataba de errores, sino de «objetivo militares legítimos», aunque no pudo confirmar las informaciones sobre el número de víctimas.
El ministro británico de Exteriores, Robin Cook, aseguró ayer en Bruselas que las víctimas de los bombardeos de la OTAN son «mucho menores» que las del presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic. Según las autoridades yugoslavas, ya son más de 2.000 los civiles que han perdido la vida en los ataques aliados contra Yugoslavia, a la vez que 6.000 personas han resultado heridas «de consideración» y el país ha sufrido pérdidas por unos 55.000 millones de dólares a causa de la destrucción de su infraestructura.