Fulgencio Coll (Palma, 1948) repite como candidato de Vox a Cort en las elecciones municipales que se celebrarán el próximo 28 de mayo. Durante estos cuatro años ha vivido en primera persona los sinsabores de la política, tanto desde dentro como desde fuera de su partido. Aunque ha participado en guerras y ha sido jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra con José Luís Rodríguez Zapatero, no puede asegurar si es más duro el frente o la política.
¿Cree que esta vez si será alcalde?
—Me presento por segunda vez porque la deriva de Baleares hacia la inmersión catalana sigue, también por fidelidad al partido y a los que nos votaron. Creo que si la primera vez fuimos capaces de pasar de cero a cuatro concejales, a ver si en esta segunda oportunidad podemos pasar de cuatro a ocho. Nuestro objetivo es que haya un cambio en Cort para que se deje de hacer ideología y sectarismo; buscamos una buena gestión y para ello me presento con un equipo de personas preparadas y motivadas.
Aspira a doblar el resultado, ¿se ve como alcalde?
—Nosotros haremos todo lo posible para que yo sea el alcalde, pero esto lo dirán los electores. Nuestro objetivo es poder liderar ese cambio que Palma necesita.
Las encuestas dan la victoria al PP, pero que necesitaría a Vox para gobernar, ¿qué va a exigir Vox?
—Aquí no hay exigencias, el objetivo es que seamos nosotros los primeros. Vox no va a poner nunca en riesgo que haya un cambio de gobierno en el Ajuntament de Palma; y supongo que tampoco en el Consell o en el Parlament. Eso sí, no va a ser un apoyo gratuito. Como dice nuestro presidente nacional (Santiago Abascal), Vox está para sumar, como está haciéndolo de una manera brillante en Castilla y León. En función del resultado, estaremos a la cabeza o trataremos que haya la fórmula de Castilla y León.
Si pactan con el PP, propone que la Alcaldía sea para el partido más votado y que el otro esté en el Gobierno.
—Esto no se va a decidir a nivel local porque a nivel nacional también tienen que dar su opinión; desde Madrid tendremos el apoyo, pero la última palabra la va a tener la dirección nacional.
¿Cuál es su propuesta estrella?
—Gestionar en lugar de hacer ideología y sectarismo y estar al lado del ciudadano contribuyente, al que le han dado la espalda repetidas veces. No voy a prometer lo que no pueda hacer.
¿Se puede mejorar la limpieza de Palma?
—La mejoraremos, sin lugar a dudas, es una cuestión de organización y de buena dirección. Hay que preguntarse cómo es posible que tras ocho años de gobierno tripartito con los mejores presupuestos de la historia Palma sea la ciudad más sucia de España. El señor Hila repite casi con el mismo equipo, que no han sido capaces de resolver los problemas de la ciudad; es más, en algunas áreas los han creado: tales como falta de vivienda, de limpieza o no haber estado con su Policía Local. Palma necesita un líder, una persona comprometida, capaz de sacrificarse y de escuchar a todos, no solamente a la ideología de un determinado partido. Muchas veces no sabemos si quién manda en Cort es Neus Truyol (Més), con su gestión muy deficiente; o, en su momento parecía, que Sonia Vivas (Unidas Podemos) marcaba el ritmo del alcalde; que, finalmente, se posicionó al lado de los extremistas, que tienen la menor representación municipal. Palma se ha degradado muchísimo en los últimos ocho años y esto hay que cambiarlo; nosotros la situaremos como referente en el Mediterráneo.
¿Qué es lo prioritario para usted?
—Lo que nos dice la gente: que Palma vuelva a ser una ciudad segura, por la que puedes pasear y ver a la Policía de Barrio. No digo que el policía de barrio no haga su trabajo, hay pocos y hay poca coordinación. Hemos de llevar a la Policía a lo que fue en los años 90, cuando se hizo un magnífico trabajo. Yo ya tengo claro quién podría ser el jefe de la Policía Local.
¿Quién?
—Es alguien de dentro, un magnífico policía; no es de ningún partido político; es un técnico que ha demostrado tener una gran cabeza y una gran resistencia moral. Sería un buen líder para volver a levantar la Policía Local, que durante años ha sido abandonada y no ha tenido la presunción de inocencia. Lo que hay que hacer es motivar a los agentes, sacarlos a las áreas operativas y hacer que la legislación se cumpla. Hay veces que miran para otro lado porque tienen la dirección política de no controlar a los vendedores ambulantes, llamados 'top manta'. De hecho, hay una regidora que los aplaude, y es una competencia ilegal, que hace un efecto llamada. Ginés Quiñonero me decía que lo que tenía que hacer para recuperar Son Gotleu o los barrios que son críticos es que haya presencia policial, que por la calle se pueda pasar sin tener miedo, que es lo que está pasando en la Estación Intermodal o en otros barrios. Uno de los grandes problemas que tenemos en Palma es el movimiento 'okupa'. El señor Sánchez parece que está con ellos y que quiere facilitar esta pésima práctica. Si hubiese una buena ley a nivel nacional, en Palma aparecerían miles de viviendas para ofrecer al cliente; ahora no están en el mercado del alquiler por miedo a la okupación y a la inseguridad jurídica.
Ha prometido conciliar el derecho al descanso con el ocio, ¿cómo lo hará?
—Cumpliendo la normativa. El descanso es prioritario y esto es compatible con el ocio. El 99,9 % de los empresarios hacen las cosas bien, pero hay un pequeño grupo que no respeta las normas y hay que actuar contra ellos.
Si no gobierna, ¿se quedará en la oposición?
—Estos cuatro años he pasado de ser un recluta político a un político que, pese a la opacidad del Ajuntament, ya conoce su funcionamiento. Mientras el partido y mis condiciones me lo permitan, yo no me voy a ir corriendo. Mi compromiso es por cuatro años.
¿Le ha dejado muchos sinsabores la política?
—Ya sabía que la política es una jungla, tanto fuera como dentro. La gente que viene con nosotros en las listas hace un tremendo sacrificio porque no buscan interés y algunos pierden dinero o el retiro merecido para tratar de mejorar Palma. La política es como una familia, hay algunas perfectas y otras dónde hay divergencias y encontronazos. Yo por mi profesión tengo que tener capacidad de resistencia y de aguantar situaciones complicadas; no me he encontrado nada nuevo. A lo largo de mi vida me he encontrado situaciones muy difíciles, pero cuando uno tiene principios y se mete en la política con la idea de servir, aguantas todo o casi todo.
Usted ha estado en guerras, ¿es más sucio el frente a los partidos políticos?
—En la guerra esperas situaciones para las que normalmente te preparan psicológicamente, física, táctica y técnicamente. La política es otro mundo, donde también hay guerras; hay situaciones que te sorprenden un pocos, pero el objetivo es conseguir que Palma tenga el mejor Ajuntament y esto te permite superar cualquier situación.
¿Por qué ha hecho tantos cambios en su lista?
—Lo más importante es que una persona pueda hacer su lista porque todos hemos de bogar en la misma dirección y con la misma intensidad; tiene que ser gente que haya demostrado valores y que esté preparada. Mi lista es la mejor porque hay gente que tiene una gran experiencia de dentro y otra que se incorpora con una gran experiencia profesional. Entre los seis primeros hay cuatro mujeres y luego dicen de Vox lo que dicen.
También llevan a personas de otros países.
—Esa gente maravillosa que ha venido a mejorar. Recordemos a los inmigrantes de los años 50 y 60, yo bendigo a todos los que vinieron desde otras comunidades porque levantaron Baleares. Además, han creado familias donde sus hijos son auténticos patriotas españoles y mallorquines. Estos inmigrantes a los que llevamos en la lista son de Bolivia, de Cuba y Ecuador y aportan su conocimiento, su capacidad y su mérito.
Alaba la inmigración peninsular de los 50-60, pero ¿qué opina de la que hay ahora en Palma?
—La inmigración tiene que estar regulada, lo demás es un fracaso. Si no hay un control, esta inmigración va a cambiar nuestra identidad, nuestra cultura y nuestra democracia.
¿Eso está pasando en algunos barrios de Palma?
—En algunos barrios de Palma, de París... No tengo el menor problema en su procedencia, pero se tienen que integrar, colaborando y aceptando nuestra forma de ser; no intentando cambiar de forma radical nuestra forma de ser desde el punto de vista social, cultural o religioso.
¿En qué barrios de Ciutat cree que está pasando?
—En los barrios vulnerables y allí hay que ayudar, hay que invertir, mejorar la vivienda, la presencia policial. Tenemos Son Gotleu, Camp Redó la Soledat. Hay que evitar que haya guetos, se tiene que permitir una inmigración ordenada y controlada, no desbordada por gente que está en la calle y se busca la vida de la peor manera para poder sobrevivir o para imponer su cultura.
Estamos terminando la entrevista y no me ha hablado de la lengua.
—Hemos presentado un montón de iniciativas donde yo pido que se utilicen las dos lenguas oficiales: el español y el catalán. No puede ser el sectarismo del señor Hila, que permite que decena de miles de ciudadanos no reciban información en castellano. Esto es una falta de respeto a la Constitución. Nosotros defenderemos este derecho y que nos sea un problema más por la incompetencia de este equipo que ahora mismo nos gobierna, que tarda dos años en dar la licencia de obras o que pone pegas, en lugar de ayudar al sector económico. Los que han estado ocho años, ahora se presentan con el mismo equipo y han dejado Palma hecha unos zorros desde el punto de vista de seguridad, limpieza, falta de vivienda. Por eso, piensen mucho en lo que van a votar el 28M. Hila no manda, no es un líder.
¿Cómo es su relación con Jaime Martínez?
—Buena
¿Habría facilidad de entendimiento?
—Yo creo que sí porque los dos tenemos la suficiente inteligencia y voluntad de que esto mejore y se llegaría a acuerdos en positivo.
¿Y con Jorge Campos?
—Tenemos claro que nuestro objetivo es conseguir un cambio en el Ajuntament, en el Consell y en Baleares, que es el primer paso para poder sacar en diciembre al personaje que más daño ha hecho a la democracia española, a la estructura del Estado y que ha sido capaz de todo, como de someterse a los que quieren romper España: antiguos terroristas, separatistas, golpistas. El daño que ha hecho es enorme, yo lo calificaría como un personaje diabólico.
Comparten objetivo, pero ¿qué relación tiene con Campos?
—Yo tengo una relación buena con todo el mundo. Con Jorge Campos es una relación constructiva; yo me llevo muy bien con gente del Partido Socialistas de Barcelona o comunistas, pero con sentido de Estado. Yo me llevo bien con toda la gente.