El proceso de liderazgo del PSIB-PSOE dentro de la izquierda y en el conjunto de la política balear se mantiene, pese que en las elecciones de este domingo el miedo a la extrema derecha ya no sirvió de catalizador del voto progresista, tal y como ocurrió en las elecciones generales del pasado abril. Todo fue mucho más ajustado, casi por los pelos.
Con solo cuatro semanas de diferencia, la participación cayó de forma alarmante. Pasó del 67 % el 28-A al 54 %, casi 14 puntos de diferencia. Mucha gente se quedó en su casa pese a que fue un día fresquito y poco soleado que invitaba a ir a votar. Sin embargo, lo evidente es que los socialistas se encuentran en una coyuntura favorable en la que todo les sale bien. Y con un índice de participación más bajo para todas las fuerzas, mantienen su liderazgo con firmeza. Francina Armengol mantiene, más o menos, las posiciones de abril, le come un buen cacho a Podemos y, en principio, se asegura cuatro años relativamente tranquilos en el Consolat.
Los analistas clásicos no consideran excesivamente científico comparar los resultados de unas elecciones generales con los de unas autonómicas, pero el hecho de que sólo haya cuatro semanas de diferencia entre un y otra cita electoral hace cambiar la necesidad de esta comparativa. Lo cierto es que el PP de Biel Company, pese a sacar peores resultados que en tiempos de Bauzá, también logra que su partido se recupere en parte del duro golpe del 28-A y consiga ser la segunda fuerza de las elecciones de este domingo, superando claramente a Podemos y Ciudadanos. Además, el PP es la única formación que ha sacado mejores resultados que el 28-A en Balears. Company ha perdido, pero mantiene relativamente el tipo. Mantiene mucho electorado leal y nadie le hace sombra en el Parlament dentro del ámbito de la derecha.
Así, el PP vuelve a ser el partido líder de la oposición en el Parlament balear, muy por encima de la formación de Albert Rivera, que se ha quedado lejísimos del ‘sorpasso' autonómico que apuntaban los resultados de las elecciones generales de hace cuatro semanas. Es evidente también que el electorado podemita o bien se ha quedado en su casa o ha votado a otras formaciones de izquierdas, porque, sobre todo en Mallorca, sus resultados han sido magros, perdiendo varios diputados en lo referente al Parlament Balear. Ha quedado claro que el gran reclamo del votante podemita son sus líderes madrileños. Sólo así se explica la gran diferencia de apoyos y de movilización entre las generales y las autonómicas.
Respecto a Més y al PI es imposible hacer la comparativa con el 28-A, porque parte del electorado nacionalista y regionalista siempre se decanta en las elecciones generales por partidos de ámbito estatal. En esta ocasión, ambas formaciones mejoran claramente sus resultados respecto a las generales pero, sobre todo en lo que respecta a Més, los votos ,logrados son del todo insuficientes desde una perspectiva autonómica, donde los econacionalistas ceden muchos votos y se ven claramente debilitados respecto a los comicios autonómicos del 2015.
Y es que la gente fue a votar ayer, o se quedó en su casa, sin temor al avance de la extrema derecha de Vox, clima de preocupación que marcó el 28-A.
De hecho, la formación de Jorge Campos obtuvo muchos menos votos en Baleares que en las generales. De hecho, Vox dejó de ser el huracán que iba a comerse la política balear y la española. Los de Campos obtuvieron un digno resultado en el Archipiélago, con tres diputados, pero muy lejos de poder aspirar a ser una fuerza con mucho poder dentro de la autonomía balear. Y la falta de miedo devolvió muchas cosas a su sitio, entre ellas un PP que seguirá en la oposición, pero mucho más asentado que hace cuatro semanas, en que corrió el peligro de ser devorado por Cs y Vox. No ha sido así. Company y los suyos líderan el centro derecha. La implantación de este partido en numerosos pueblos le ha servido para incrementar distancias respecto a Ciudadanos y Vox, los cuales, con buenos resultados, ven frenado su impulso.