La nueva apuesta de futuro para el caballo menorquín

La Asociación de Criadores y Propietarios aspira a poner en valor la cultura ecuestre de la isla y todo el potencial socioeconómico que la engloba. La raza es reconocida desde 1988

Criadores caballo

El objetivo de la nueva junta es ampliar la mirada que se tiene sobre el caballo menorquín como una carta de presentación para la Isla | Foto: Katerina Pu

|

Hablar sobre el caballo en Menorca es hacer referencia a uno de los símbolos identitarios de la Isla. Es relatar la presencia de una figura que forma parte del paisaje, de las tradiciones más arraigadas y de la cultura insular. Pero también, y cada vez más, de un sector económico con un gran potencial. La raza menorquina, reconocida oficialmente desde el año 1988, ha sabido encontrar un espacio propio entre las razas equinas europeas y en estos momentos, se enfrenta al reto de saber crecer sin perder su esencia, de poder abrirse al mundo sin romper el lazo con sus orígenes. Esta es la hoja de ruta que se ha marcado la nueva junta directiva de la Asociación de Criadores y Propietarios de Caballos de Raza Menorquina, liderada desde el pasado enero por Tolo Mercadal con el propósito de dar valor a la cultura ecuestre menorquina y a todo aquello que la rodea desde un punto de visto social, económico e identitario.

EJEMPLAR ÚNICO.

Su capa negra, su silueta elegante, su carácter noble y su gran versatilidad convierten al caballo menorquín en un ejemplar único y muy valorado en el mundo ecuestre. Criado tradicionalmente para el jaleo, ha demostrado su gran aptitud también tanto para las actividades deportivas como la Doma Clásica, los espectáculos, las rutas ecuestres o el uso recreativo. Tal y como detalla el nuevo presidente de la entidad, el caballo menorquín no es fácil de criar y eso es precisamente lo que le da valor. «Tiene carácter, inteligencia, una belleza que cautiva, pero también unas exigencias que requieren compromiso y conocimiento», explica Tolo Mercadal. Aunque estamos ante una raza que está considerada en amenaza de extinción, según los últimos datos del Libro Genealógico, gestionado por la propia Asociación de Criadores por delegación del Ministerio de Agricultura, hay censados 3.867 caballos de raza menorquina. De ellos, 2.787 están en Balears, lo que representa el 72% del total. La mayoría se encuentra en Menorca, aunque el censo no distingue por islas. En el conjunto de España, la raza está presente en 16 de las 17 comunidades autónomas, en el que solo Navarra no cuenta aún con ejemplares registrados.

A nivel internacional, el caballo menorquín ha llegado a una veintena de países diferentes como Francia, Alemania, Austria, Italia, Suiza, Reino Unido o Estados Unidos. «En 2024, más de 1.000 ejemplares estaban distribuidos fuera de nuestras fronteras, una cifra que ha crecido de forma notable en los últimos quince años cuyos datos confirman que el caballo menorquín ya no es solo un patrimonio local, sino también una marca con potencial internacional», explica Tolo Mercadal.
No hay que olvidar que para entrar en mercados exteriores se deben superar normativas sanitarias estrictas como pruebas de exclusión de enfermedades o garantizar el transporte en condiciones óptimas.

ECONOMÍA.

Cuando hacemos referencia a la crianza de un ejemplar equino de raza menorquina, estamos hablando de una inversión considerable. «El coste medio de cría y mantenimiento ronda los 3.000 a 5.000 euros anuales, dependiendo de las instalaciones, la alimentación y los cuidados veterinarios», detalla Mercadal. El precio de venta de un ejemplar adulto puede oscilar entre los 5.000 y los 15.000 euros, aunque los campeones superan con creces esas cifras. «Más allá del valor comercial, el caballo genera un impacto indirecto en la economía local entre alimentación, equipamiento, instalaciones, transporte, veterinarios, formación o turismo ecuestre», comenta el presidente. Además, está íntimamente vinculado a las fiestas patronales que se celebran en cada municipio de la Isla y a todo un universo de tradiciones que activan el consumo y la actividad en temporada alta.

Tolo Mercadal, en el centro de la imagen con la nueva junta.

NUEVA ETAPA.

La entidad que preside Tolo Mercadal desde enero tiene como objetivo reforzar la mirada que se tiene del caballo menorquín como una carta de presentación excelente para Menorca. «Representa nuestra historia, nuestra cultura, nuestra forma de entender la vida, pero tenemos por delante el reto de saber transmitirlo bien para que quien esté interesado en descubrir el animal, venga a conocerlo hasta sus orígenes», detalla. En este sentido, uno de los retos es poder transformar la feria que cada año se organiza durante el mes de mayo en el recinto ferial de Es Mercadal durante tres días, se acabe convirtiendo en un gran evento que sea atractivo para profesionales, aficionados y público en general. Una semana en la que se sucedan desde concursos morfológicos a exhibiciones, mercados, presentaciones de productos locales y actividades pensadas para poder acercar la raza a nuevos públicos y reforzar el papel clave de esta cita anual como un escaparate para Menorca.

«La clave está en tener ilusión, compromiso y visión para sentar las bases de un sector económico productivo que va mucho más allá del propio caballo. No basta con mantener lo que hay. Hay que construir futuro, ofrecer una propuesta atractiva que nos convierta en un viaje a la autenticidad del caballo menorquín. Hasta ahora lo que hacíamos era salir fuera de la Isla para enseñar lo que teníamos aquí pero debemos movernos a la inversa y hacer que la gente viaje hasta aquí para que descubra al caballo en su entorno, con el manejo y la crianza que se hace aquí», añade.

PROYECCIÓN.

Una de las novedades de la pasada edición del evento que celebró en mayo fue la presencia de prescriptores internacionales vinculados al mundo ecuestre procedentes de México, Arabia Saudita y Turquía. Su paso por Menorca les permitió conocer mejor la raza, su historia y el entorno cultural que la rodea. La acción, impulsada por la nueva junta directiva con la complicidad de otras entidades, buscaba ampliar la visibilidad en mercados estratégicos a través de canales digitales de gran alcance. «El objetivo era que se llevasen una experiencia real, que entendieran el vínculo entre la raza, la isla y su cultura para poder transmitirla a sus seguidores. Creemos que este tipo de acciones pueden despertar el interés en otros mercados potenciales para nuestra raza», explica Tolo Mercadal.

Desde la Asociación se quiere reforzar esta dimensión económica sin desvirtuar el significado cultural del caballo en Menorca. «Queremos que los caballos sigan participando en las fiestas, pero también que estén presentes en proyectos educativos, turísticos o deportivos. La raza tendrá futuro si logramos ampliar su uso y su presencia pero sin que la pura raza menorquina, se acabe convirtiendo en un lujo al alcance de unos pocos», apunta Mercadal. Y todo ello sin olvidarse de otras cuestiones clave para la reserva genética como la vigilancia de la consanguinidad, la actualización de los estándares raciales o la mejora en la formación de criadores y propietarios. «Desde nuestra asociación valoramos mucho la implicación de socios, clubes hípicos y todas aquellas personas que trabajan para asegurar un futuro próspero al caballo menorquín» concluye.

Sin comentarios

No hay ningún comentario por el momento.

Lo más visto