La puesta en marcha de iniciativas solidarias que nacen o se originan en el mundo empresarial son, cada vez más, una regla general que muchas veces asociamos directamente a su responsabilidad social corporativa. Sin embargo, el nacimiento de empresas cuya razón de ser esté enfocada directamente a una acción solidaria quizás no sea tan habitual. Por esta razón, la puesta en marcha del proyecto Dona Be Social a finales del año pasado de la mano de un diseñador gráfico, un fabricante de bisutería y un empresario del sector tecnológico, ha supuesto una iniciativa innovadora en Menorca cuya visión quiere demostrar que una sociedad mejor es posible.
CONCEPTO. Gabi Miñarro, Xisco Félix y Jordi Seguí se conocían profesionalmente de referencias pero nunca habían emprendido un proyecto en común. Hace un año pasó por sus vidas el ejemplo de Tentrees, una empresa americana que vendía productos de ropa y que por cada venta se comprometía a sembrar diez árboles, combinando un comportamiento empresarial y solidario. “Este proyecto nos sirvió de hoja de ruta para empezar a pensar en una idea similar, que acabó tomando forma a través de un producto genuino de la bisutería menorquina y al que pusimos el nombre Dona Be Social”, explica Jordi Seguí.
El resultado: el arranque del proyecto con la comercialización de pulseras solidarias fabricadas en Menorca con materiales de primera calidad y un esmerado diseño, cuya venta se convirtiera en un ejercicio de filantropía.
“Nuestra propuesta de valor era que el cincuenta por ciento del precio de venta se tendría que destinar a una asociación, entidad o proyecto pero con la particularidad de que cada usuario lo podría decidir”, añade Gabi Miñarro.
DISEÑO. Xisco Félix, el tercer integrante de este proyecto menorquín, fue el encargado de concebir y fabricar las doce pulseras de acero revestidas de piel vacuna y cosidas a mano, que integran el proyecto Dona Be Social y que tienen un precio que oscila entre los cien y los doscientos euros. “Son diez modelos para mujer y dos para hombre con un diseño exclusivo que pretenden ofrecer un producto de alta calidad y, al mismo tiempo, una donación que se materialice en una ayuda considerable”, explica Gabi Miñarro.
Toda la comercialización se está llevando a través de una página web y cada vez que se realiza una venta, la mitad del importe se transfiere directamente a la entidad o proyecto escogidos por el comprador, que a su vez recibe un correo directamente desde esa entidad donde le acredita que ha recibido su donación. “Perseguimos la mayor transparencia para el usuario, incluso con la confirmación por parte de la institución receptora de la donación a cada donante”, añade Jordi Seguí.
El proyecto Dona Be Social nace también como un concepto de marca que no pretende cerrarse única y exclusivamente a la comercialización de pulseras, sino que pretende alumbrar otros proyectos que combinen estas dos vertientes. “Hoy en día estamos ante un proyecto embrionario y nos estamos dando cuenta de que genera mucho interés tanto a nivel de las distintas asociaciones, que nos presentan su proyecto solidario para que se incluya en el destino de las ayudas, como de contactos que ya hemos tenido con empresas que también tiene su propio proyecto social, pero que quieren utilizar nuestra plataforma comercial para vincularse a nosotros”, explica Jordi Seguí. “Para ayudarnos a comercializar también estamos implicando a menorquines que viven fuera de aquí y a menorquines de adopción que nos puedan hacer de embajadores de la marca”, añade. “El proyecto ha surgido en Menorca pero tiene su mirada puesta en la Península y en la internacionalización”, detalla Seguí.
La primera iniciativa por la que han apostado los tres impulsores de Dona Be Social ha sido la de la Asociación Española de Huesos de Cristal (Ahuce), ya que en Menorca existen tres casos de afectados por la osteogenésis imperfecta. Entre ellos, Martina, una bebé de Maó que también ha motivado otro tipo de iniciativa de sensibilización social sobre esta patología.
No obstante, aunque esta asociación sea la primera en estrenarse, el objetivo de los tres socios es que se vayan incorporando otros proyectos para que cada comprador pueda elegir cuál de ellos quiere que sea el destinatario de su donación.
“Además de la compra directa, también nos abrimos a la creación de la figura de mecenas y padrinos a los que les pueda interesar esta idea, con la posibilidad de que empresas o particulares se puedan vincular aportando 2.000 euros al año, de los que el 90 por ciento se dedicará al proyecto social más votado por los usuarios, o 1.000 euros a iniciativas concretas de las que se destinará el cien por cien de la cuantía a la entidad apadrinada”, concluye Gabi Miñarro.