Pedro Barbadillo: «Estoy orgulloso de que Villaronga rodara aquí ‘El ventre del mar’»

El director de la Mallorca Film Commission se jubila hoy y se despide de la oficina que ha ocupado 10 años

Pedro Barbadillo

El hasta hoy director de la Film Commission, Pedro Barbadillo | Foto: P. Bota

| Palma |

Pedro Barbadillo (Sevilla, 1956) es, en la Isla, sinónimo de cine. En dos etapas, de 2010 a 2012 y de 2016 a 2025, ha dirigido la Mallorca Film Commission, la oficina encargada de atraer rodajes y de promover la Isla como destino audiovisual. Hoy es su último día al frente de dicho ente. Se jubila, aunque avisa: «No me veo jugando a las cartas en mi casa». Barbadillo seguirá activo, pero desde otras facetas diferentes, y reconoce que su adiós es, como cualquier otra despedida, «agridulce».

¿Qué sensaciones tiene?
—Raras. De expectación y despedida. Es un cambio de etapa para mí, para el sector y Mallorca. Ha sido un trabajo complejo. Me hubiera gustado conseguir muchas más cosas, como haber dejado los platós, líneas de apoyo a nivel local. El balance es agridulce. Soy muy exigente y creo que podríamos haber hecho más, pero me llevo buen recuerdo y espero que, al menos a nivel de esfuerzo, la gente valore el trabajo.

¿Cuál ha sido su gran máxima al frente de la Film Commission?
—Una cosa muy importante y que se me ha criticado mucho: la apuesta por los creadores y productores locales. El trabajo de la Film Commission es atraer rodajes, pero también hay que lograr un tejido en el territorio. No me sirve que una peli traiga a todo su equipo, ruede y se vaya, lo que me interesa es que salga gente con talento. Un Villaronga, un Rafa Cortés o un Toni Bestard tienen tanto valor como captar un rodaje. Para mí era una línea fundamental el conseguir ayudas al desarrollo, a la coproducción, y también la formación, por la que hemos apostado mucho.

¿De qué se siente orgulloso?
—Islas de Ficción. Las residencias de guionistas por las que ha pasado gente muy importante y todavía recogemos sus frutos. También el Green Film Shooting, aber creado el Master of Cinema y haber traído a Mallorca a directores de la talla de Ken Loach, Stephen Frears y Oliver Stone. Y también de haber conseguido que Agustí Villaronga rodara aquí El ventre del mar. Casi todo lo había rodado en Catalunya y un día vino preguntando qué podríamos hacer para sacarla adelante. Y no fue fácil, no había mucho interés, pero dije: ¿Si no podemos hacer esta película aquí para qué estamos?

¿Tiene alguna espina clavada?
—Muchas. Me hubiera gustado traer los Goya, y me hubiera encantado traer Juego de Tronos a Mallorca. Estuvimos cerca, pero no se atrevían a meter todo ese rodaje en una isla porque eran cientos de camiones y mucho equipo. También estuvimos cerca con la secuela, La casa del dragón, pero pasó lo mismo. Igual con The White Lotus, que no descarto que alguna vez venga a Mallorca. Pero hay dos proyectos que destaco: No time to die, de James Bond, y la nueva película de Ruben Östlund. Me hubiera gustado acabar mi mandato con el rodaje de Östlund.

¿Qué pasó con James Bond?
—La iba a dirigir Danny Boyle. Había hasta planos en los que se veía a Bond bajando en coche por Banyalbufar porque se había retirado a vivir en Mallorca y unas letras lo ponían en la imagen. Se cayó porque Boyle y Daniel Craig, que era productor, se pelearon porque el primero quería a una actriz que el segundo no, y Craig dijo que se iba.

¿Hay asignaturas pendientes?
—Tres. Mejorar la gestión de los permisos; tener infraestructuras; y un incentivo de carácter regional por la insularidad. En mi etapa del 10 al 12 no había incentivos, pero en la del 15 se creó el primero que trajo rodajes a España y, claro, a Mallorca. Entonces la Isla estaba muy bien posicionada, pero ahora, si te ofrecen lo mismo por rodar en la península o aquí, pues no vienen porque la insularidad cuesta. El tema de los permisos, por ejemplo, hay que decir que Mallorca es de los sitios más complicados de todos. Y a nivel de infraestrcutruas, un ejemplo: si tuviéramos un tanque de agua como en Malta, seríamos Malta.

¿Es fácil trabajar con políticos?
—No siempre. A veces las prioridades no son las mismas. He estado muy del lado del sector. Me he visto como un intermediario entre sector y los que pueden facilitar las cosas, pero claro, a veces las prioridades de los políticos eran fotos con famosos y en otras dar impulso al sector. Hay que tener en cuenta que las Film Commissions son casi todas públicas porque son un servicio gratuito, lo que cambia es dónde se ubica. Debería ser cultural, pero se colocó en Turisme porque tendría más recursos económicos y porque serviría de promoción, lo que puede ser un factor de crecimiento.

¿Cuál es el futuro de la Mallorca Film Commission?
—El sector ha pedido que se creen Film Offices y que sea la Illes Balears Film Commission la que haga promoción exterior. He apoyado que se haga como en Canarias donde se creó la Canary Film que va a atraer rodajes y luego cada isla se lleva lo que puede para su territorio.

¿Cuál es el mayor patrimonio del sector audiovisual local?
—Una gran variedad de localizaciones, pero durante un tiempo eran muy accesibles y ahora lo son menos. Las fotos que se enseñan en los mercados de turismo deberían ser accesibles para que las pelis rueden en ellos, pero ahora hay muchos sitios donde no se puede grabar porque están masificadas. Aquí hay un debate sobre si promocionar o no, pero hay una parte promocional y otra reputacional. No puedes promocionar paisajes que luego no se trasladan a películas.

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