A los 100 años de la muerte de Puccini, el Teatre Principal de Palma acoge entre el 21 y el 27 de octubre Turandot, la última gran e inacabada ópera del autor. Como es lógico, la responsabilidad de estar a la altura no es menor, y en el teatro han decidido darlo todo. Por ello, la espectacular escenografía, a cargo de Alessandra Premoli, invita al espectador a entrar, casi literalmente, en la pequeña caja de música cuyo sonido sirvió de inspiración al propio Puccini para componer algunas piezas de la obra. Pero había un problema: esa caja se perdió hace décadas. Hasta ahora, ya que Premoli la ha redescubierto y su música, la misma que escuchó Puccini, se oirá en el Principal por primera vez.
La historia es novelesca. El compositor escuchó en casa de su amigo, el barón Edoardo Fassini, una pequeña caja de música, hecha en Suiza, pero adquirida en China, que reproducía música tradicional del país asiático. Cuatro melodías, algunas tan famosas como Moli Hua, sirvieron a Puccini de inspiración.
A partir de ahí, las músicas tomaron caminos separados. Las compuestas por Puccini viajaron de teatro en teatro hasta hoy mismo, pero la caja de música pasó de mano en mano hasta que se le perdió la pista en los años 80.
Premoli quería rememorar este origen artesanal, el universo de la caja de música, por lo que los personajes cobran vida al comenzar a funcionar los engranajes del artefacto y hasta se moverán de manera mecánica al comienzo de la obra. Ella misma detalla que temáticamente encaja a la perfección porque «Turandot es la princesa de hielo, sin sentimientos», algo a lo que alude lo mecánico. El resultado es «algo exótico».
Pero para poder entrar de lleno en ese mundo, en ese exotismo asiático, ¿qué mejor que la música china? Y para poder entrar de lleno en el mundo de una caja de música, ¿qué mejor que el sonido original de la que inspiró a Puccini?
Es por ello que Premoli se puso manos a la obra para hallar la caja original, la misma que Puccini escuchó hace más de un siglo. Leyó todo lo que había que leer, habló con todas las personas que pudo hallar y buceó en la red hasta los fondos cibernéticos del mar que es internet. La labor, que llevó meses, le hizo dar algunos tumbos, porque los herederos del propietario original habían cambiado apellidos, pero cuando todo parecía un callejón sin salida, Premoli dio con la familia Ghiotti, los dueños del objeto.
Y así, pocos días antes de aterrizar en Palma, la propia Premoli junto a un par de técnicos viajaron a Turín, donde residen los Ghiotti, para poder ver en persona la caja y, además, registrarla en vídeo, fotografía y sonido. De esta forma, la música real, con los sonidos de los engranajes trabajando y el traqueteo típico de la mecánica de un artefacto centenario como este, serán reproducidos en el inicio de Turandot en el Principal de Palma, sonando junto a la música que Puccini creó a través de ella por primera vez.
Premoli reconoce que fue «muy emocionante y especial» poder estar en presencia de esta misma cajita y añade que su «sonido suave, delicado y dulce» logrará hacer que los espectadores se adentren de lleno en el mundo que ha pensado para el Turandot de Palma. Todo el universo de China y de Puccini concentrados en una pequeña caja sonora cuya música da vida y cuerda a los personajes.