Ramon Llull es, sin duda, uno de nuestros personajes más ilustres y, con toda seguridad, también uno de los más polifacéticos. Científico, teólogo, filósofo, escritor... Ramon Llull destacó y sentó precedentes en variedad de campos. ¿Qué provocó que el sabio mallorquín dejara su vida llena de comodidades para emprender viajes y seguir aprendiendo? Esa es la pregunta que motivó a Canizales para crear el cuento La curiositat de Ramon Llull (Disset Edició).
Canizales, mallorquín de adopción, se ha enfrentado al reto de acercar Ramon Llull a los más pequeños desde una perspectiva despojada de elementos religiosos. «Obviamente era hijo de una época, pero quería indagar en su personalidad al margen de la religión y sin hacer un libro cursi, que se limitara a exponer su biografía», explica. Así las cosas, el autor estudió más a fondo la figura de Llull y «me pregunté qué rescataría yo». «Me sorprendió comprobar que se le atribuyen más de 300 obras y, entre ellas, el Ars Magna, que se considera precursora de la inteligencia artificial y los algoritmos», destaca.
Invento
De esta manera, Canizales plantea una aventura con Ona y Leo, una pareja de amigos que se preparan para una feria de ciencias. Para la ocasión, Ona ha construido un invento que llama «autoimmerllibre». Fabricado a partir de una cinta VHS del abuelo y unas gafas de la madre, gracias a él pueden adentrarse, literalmente, en un libro de Ramon Llull. Y es que la curiosidad, como el propio título del cuento sugiere, es el gran motor creativo de Llull, pero también «el de toda la humanidad».