El coleccionismo «es algo que, en mi opinión, todos llevamos dentro». En su caso, lo heredó «de mi padre». Lo dice Antoni Picó Homar, que en poco más de seis años ha confeccionado una colección de cerámica, sobre todo catalana, de época medieval y moderna, hasta el siglo XIX. Algunas de esas piezas son «únicas, ya no se pueden comprar», avisa este trabajador de banca jubilado, cuyo entusiasmo le ha llevado a reunir más de doscientas piezas.
Unas obras que ahora son protagonistas del libro La colecció de ceràmica Picó - Manresa (Mallorca), una edición limitada de 400 ejemplares que firma Josep Antoni Cerdà i Mellado. Se presenta esta viernes, a las 18.00 horas, en la galería Joan Oliver ‘Maneu' (Montcades, 2). De hecho, el volumen solo se puede adquirir en este espacio.
Aunque Picó ya había adquirido algunas piezas, fue durante la pandemia cuando esa afición se transformó en una ardua labor diaria: «Empecé a comprar más piezas, y más, y todo ello mientras estudiaba sobre este tema, leyendo libros, intercambiando correos electrónicos con coleccionistas catalanes, prácticamente estudiaba tres horas diarias y eso fue durante seis meses, era importante estar bien informado y conocer qué piezas valía la pena comprar», narra el protagonista de esta historia.
Joyas
Así, poco a poco, y asesorado por expertos, entre ellos el propio Joan Oliver ‘Maneu', atesora una colección repleta de joyas y tesoros de la cerámica catalana. También han colaborado en esta tarea de coleccionismo Albert Telese, Jordi Llorens o Joan Sánchez, entre otros. En este sentido, la colección de Pico no está cerrada, de hecho «irá creciendo y recientemente he adquirido una pieza, un aguamanil del siglo XIV». Otra pequeña joya para su colección.
Precisamente, el libro, que sirve también de catálogo de estas obras, describe 223 piezas y las agrupa en tres apartados: la pisa, donde se incluyen baldosas esmaltadas (161 obras), la terrissa mallorquina (51) y once figuras, mayoritariamente de pesebre.
¿Cuáles son las ‘joyas' de la corona de la colección? «Es complicado», coinciden Picó y Maneu, aunque ambos también coinciden en destacar «valiosas» piezas como una pisa daurada de mediados del siglo XVI, otra del siglo XVIIII, en este caso en tonos azules, y otra policromada de la misma época, y que ilustra la portada del libro. Hay más, y para ello hay que sumergirse en este vasto conjunto.
Se tratra, entonces, de una selecta representación de prácticamente todas las series de pisa catalana de los siglos XVIII hasta el XIX, y una interesante muestra de terrissa mataronina del siglo XIX que fue enviada a Mallorca en grandes cantidades como destino final, piezas cerámicas que Toni Picó quiere dar a conocer con el libro La colecció de ceràmica Picó - Manresa (Mallorca). «Por suerte», confiesa Picó, «mi hijo Kiko continuará con este trabajo, así que estoy muy satisfecho».