El Día Mundial del Teatro se celebra a través del cine. Sí, puede resultar paradójico, pero esperen porque tiene sentido. El Ajuntament de Palma, a través de la dirección general de Música y Artes Escénicas del área de Cultura, llevada por Rafel Brunet, ha montado para hoy una iniciativa que tendrá lugar en el Teatre Municipal Mar i Terra y que consiste en la proyección con coloquio posterior de dos películas que fueron en origen obras teatrales. La unión de los diferentes lenguajes creativos y los procesos que llevaron a cabo sus autores, Víctor Conde y Jaume Carrió, serán tratados este miércoles, a partir de las 19.00 horas para celebrar con antelación la efeméride del Día del Teatro.
Así pues, desde la propia sede del Ajuntament de Palma, Brunet ha recibido a los dos cineastas para explicar entre los tres los entresijos de esta iniciativa y de sus proyectos. Según detalló el cargo público, el objetivo «es dar importancia» al sector en este día.
Por su parte, Conde, el primero de los artistas que habló, señaló de su obra, Venus, que fue escrita en una época «muy concreta» de su vida en la que se encontraba viviendo en Australia donde dirigía el musical de Los miserables. Llegó un momento en el que se dijo que quería escribir su propio teatro, a pesar de que se había formado como cineasta, y escribió el germen de lo que sería luego esta película y que estrenó como función teatral en el Teatro Kamikaze de Madrid.
«Poco a poco se gestó la peli», relató Conde que confiesa que el resultado es «muy cinematográfico, pero fiel al teatro» y para el que quiso contar con los mismos actores con los que estrenó la obra para un auditorio formado por «80 sillas que poníamos nosotros mismos» como un acto de «justicia» hacia ellos y como una manera de grabar «una función que queda para siempre» por contraposición a lo efímero de una noche teatral.
Esto mismo fue algo que no llevó «tan bien» el cineasta Jaume Carrió, tal y como destacó en la presentación tras estrenar en el Teatre de Barra Woody & Woddy, escrita por Laura Gost. En su caso, describió la obra como algo «puramente cinéfilo» en homenaje a Woody Allen y que le llamó mucho la atención a Carrió por expulsarle de su «zona de confort».
No obstante, señaló el realizador que sintió «un vacío» al acabar las representaciones, por lo que propuso crear el corto y lo llevó a la animación porque no le gustaba «la idea del teatro filmado». Un proyecto que, como es sabido, se alzó con el Goya al Mejor Corto de Animación.
Ambos profesionales estarán hoy en el Mar i Terra explicando sus respectivos proyectos y participando en coloquios posteriores en esta atípica, pero interesante forma de celebrar el Día del Teatro: a través del mismo escapando del escenario y llegando hasta las pantallas cinematográficas.