¿Podemos saber cómo se bailaba hace miles de años? ¿Cuál es el folklore actual? ¿Queda algo de la tradición que creemos heredar? ¿Puede el cuerpo romper los límites del tiempo a través de su movimiento? ¿Puede la danza vencer la caducidad efímera de sus pasos? Estas y otras muchas cuestiones se atreve a formular Para cuatro jinetes, una obra de danza contemporánea que huye de lo abstracto para centrarse en lo concreto y que llega al lugar que la vio nacer este jueves, día 13 de septiembre (20.00 horas), con su estreno en el Teatre Principal de Palma. El centro palmesano coproduce junto a la compañía Mucha Muchacha, formada por Ana Botía, Marta Mármol, Marina de Remedios y la mallorquina Belén Martí Lluch, que es quien nos guía en su «cabalgar» artístico por el folklore español.
Para la isleña, cofundadora de la compañía, Para cuatro jinetes es una manera de interpelar, de «cuestionar el mundo de ahora» teniendo claro «por qué y para qué hacemos lo que hacemos». Y todo ello girando en torno a una pregunta capital, de la cual derivan muchas otras: «¿Cuál es el folklore de ahora?». A través de un proceso de investigación en el que Mallorca tuvo mucho que decir, ya que las cuatro pasaron varias semanas en el centro Eima de Maria de la Salut, las muchachas se involucraron en las distintas formas de baile y sus respectivas tradiciones que pueblan la geografía española. A partir de ahí, surgió otro interrogante igual de interesante: «¿Qué parte de nuestra herencia, de la tradición, sigue ahí?».
Sobre ello y sobre la imposibilidad de saber cómo se bailaba hace milenios pivota Para cuatro jinetes, una obra que cuenta además de con las cuatro protagonistas con Los voluble, encargados de la parte audiovisual de la pieza. Así pues, Mucha Muchacha rompe las barreras de lo establecido en cuanto a lo que es lo tradicional en el mundo de la danza folklórica, pero no por el mero hecho de quebrar esas limitaciones, sino como una forma de crítica lo pasado para entender el presente y otear el futuro. O dicho de otra manera, «para arrojar luz en un lugar oscuro».
Y es que, como destaca la propia Martí, «hay una manera de empoderarse a través de la creación para desdecir el pasado y, si lo haces, te impulsa para todos los tiempos». Porque, en efecto, Para cuatro jinetes explora el concepto de tiempo, un horizonte que atraviesa la función de principio a fin, desde el constructo que aceptamos como lo normal, lo habitual, y que es de una manera, pero podría haber sido de otra, hasta todo lo que podemos decir sobre el porvenir que depende del ahora. «Se trata de cabalgar los tiempos», exclama Martí.
De hecho, esta idea de lo salvaje, de la fuerza de la naturaleza que tan bien representa la figura del caballo, está más que presente en la obra y en su planteamiento teórico: «Nos colocamos como cuerpos salvajes en escena, con esa estética construida alrededor del caballo que es muy interesante y que se plasma en este proyecto», sugiere la coautora.
Sentimientos
Y a pesar de la intelectualización de la propuesta, para Martí es obvio que se trata de algo concreto, específico, y que huye de cualquier abstracción. Por ello, invita al público a asistir no solo sin bagaje previo, sino también sin prejuicios y a sentirse «libre», porque «cuando se sienta en la butaca tiene derecho a sentir lo que quiera», del mismo modo que sentimos creer el folklore heredado como el auténtico o en el mismo sentido que inventamos o imaginamos lo que no podemos saber, como la danza prehistórica. Sea lo que sea, como dice Martí, «esta noche creé». Ese es el acuerdo tácito entre las Muchachas y su auditorio.
Marti, pues, regresa a casa a lomos del folklore para unir ficción y realidad junto a sus compañeras en la tercera parada de su gira, la primera en la Isla que vio nacer la pieza, y que sirve a la mallorquina a encarar una temporada llena de proyectos que se enfilan en su calendario. Para empezar, su presencia en el Festival de Otoño de Madrid con un proyecto pedagógico, su visita al Festival de Cine de San Sebastián como coreógrafa de la nueva serie de ‘Los Javis', La Mesías, que se estrena allí, un nuevo proyecto con Albert Pla, con La Prenda Roja y con La Tristura en el Centro Dramático Nacional a bordo de Así hablábamos.