«Cuando regresé de México entendí que podía hacer un espectáculo en una rotonda. Las condiciones eran muy diferentes a las habituales, pero una vez empiezas a actuar te das cuenta de que da igual donde estés, que lo que importa es cómo te comunicas», cuenta Clara Ingold sobre su experiencia con Peajes, su primer monólogo «musical y de comedia» que lleva más de dos años girando, con unos cuarenta bolos repartidos por las Islas, pero también por teatros de Madrid, Barcelona, Málaga o Pamplona, entre otros.
Tras este estreno, al que añadió el subtítulo «En mi p*** vida vuelvo a hacer un show sola», Ingold regresa a este formato, pero esta vez acompañada por Josep Orfila –codirector y encargado de la escenografía y el vestuario– y Rata Cultura como productora. El hecho de contar con un equipo le ha permitido a Ingold centrarse en la dramaturgia del monólogo, mientras que Orfila se ha dedicado a orquestar la puesta en escena.
Un proceso que, según el artista menorquín, no ha sido tan complicado en tanto que «cuando escribe tiene claro qué va primero y cómo liga todos los elementos, por lo que es fácil poner en pie lo que pretende, pues sigue una estructura sencilla». Esta obra, de la que no han querido desvelar el título, se podrá ver el 28 de septiembre en el auditorio del Estudi General Lul·lià, en Palma.
Lenguaje
Sin embargo, tanto Ingold como Orfila avisan que «no se trata de una segunda parte de Peajes, sino más bien de una evolución, con nuevos elementos». «En Peajes encontré mi lenguaje artístico, completamente sola. Ahora he pensado en los aspectos que querría mejorar de ese universo», reconoce la protagonista.
Así, si ese primer montaje se articulaba en torno a la música, a un concierto, este nuevo proyecto se sirve de este lenguaje, pero «no es el principal vehículo», sino «una forma de comunicar».
En esta ocasión, la parte interpretativa y el «personaje» cobran fuerza. De hecho, la autora avanza que en esta pieza «las letras no están en inglés, porque la intención es que el mensaje llegue a más gente».
Un mensaje que, para Ingold, es muy claro: «La autodestrucción, como individuo y también como sociedad». «Estamos en el Antropoceno, la era geológica en la que la actividad humana tiene más impacto, como si se tratara de un autoboicot: estamos destruyendo nuestro propio planeta», razona Ingold. Una perspectiva sin duda oscura, pero «realista»: «Es de la mierda desde donde se hace la mejor comedia. Y, en este sentido, es un buen momento a nivel mundial», sentencia.
En este sentido, Orfila apunta que «Clara siempre es crítica y siempre tiene una opinión, caiga o no en gracia a la gente. En cualquier vídeo suyo se refleja esa autocrítica».
Humor
Y es que el humor, como no puede ser de otra manera, también está muy presente. Un humor que, según coinciden el artista menorquín y Miquel Ferrer –responsable de Rata Cultura junto a Edy Pons– tiene «muchas capas» y es «complejo», con componentes de crítica social, pero también de autoparodia.
«Reírse de una misma es un recurso fantástico: cuando te cuentas a ti puedes también estar contando a otros», admite Ingold, quien insiste en que «antes de montar este monólogo sabía que quería formular preguntas sobre hacia dónde vamos como sociedad, así como hacerlo desde la esencia, sin necesidad de hacerlo con demasiados artificios; para comunicar no hacen falta tantos elementos».