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PERFIL

Agustí Villaronga: así era el cineasta mallorquín

Narrador en imágenes en movimiento de lo más profundo de la condición humana, se creó, sin quererlo, la fama de director complejo

Agustí Villaronga ha fallecido a los 69 años. | Efe

| Palma |

Hablar con Agustí Villaronga (Palma, 1953) y tratar de mirarle a los ojos era perderse en un mundo con mucha vida recorrida. Lamentablemente, la madrugada de este pasado domingo ha fallecido, con sólo 69 años. Narrador en imágenes en movimiento de lo más profundo de la condición humana, se creó, sin quererlo, la fama de director complejo.

Algunos lo calificaron de culto o, incluso, maldito. Influyó en ese sambenito que la coproducción internacional de La mort i la primavera, su gran proyecto que adaptaba la obra de Mercè Rodoreda, se parara semanas antes del inicio previsto, en 1991, ya que los inversores retiraron en el último momento su dinero.

Con material del proyecto y la ayuda de Arnau Pons, se montó una exposición en La Virreina de Barcelona. Quien haya tenido la suerte de escuchar a Pons y Villaronga hablar de la obra de Rodoreda, se dará cuenta de que no es nada extraño que el realizador haya adaptado a tantos novelistas de la segunda mitad del siglo XX: Blai Bonet, Emili Teixidor, Joan Sales, el cubano Pedro Juan Gutiérrez, entre otros. En teatro, se ha dedicado en los últimos años al irlandés Colm Tóibín. Filmar literatura tiene sus condiciones, no vale cualquier narración para acabar en formato audiovisual.

Lo sabía bien el director, a la hora de escoger los fragmentos de los textos que versionaba. Villaronga, que vivía a un centenar de metros del Palau de la Música Catalana, en Barcelona, era de trato amable, claro y expresión luminosa. Algunas de sus películas son oscuras, complejas, en ocasiones incluyen episodios truculentos.

Debía ser la condición humana, que es así de ambivalente. Sin salir de sus películas, los personajes que retrataba no eran nunca completamente buenos o malos. Vivían en la gama de grises, como el inocente niño (Francesc Colomer) en Pa Negre o la malvada Carlana (Núria Prims) en Incerta glòria. Después de la superproducción británica Born a King, rodada en parte en Arabia Saudí, filmó en Mallorca El ventre del mar, una película de bajo presupuesto que calificó de «artesanal». Arrasó en el Festival de Málaga, después de pasar por Moscú, con esta adaptación de otro novelista contemporáneo, el turinés Alessandro Baricco, sobre un naufragio de una fragata francesa en la costa atlántica, y ecos del drama de los que huyen en patera en búsqueda de una vida mejor y acaban ahogados en el Mediterráneo.

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