Dice mucho de nosotros, no sé si bien o mal, que la mayoría de reflexiones y debates filosóficos hoy en día provengan para el gran público desde la ficción fílmica. Es ahí donde sobresalen algunos de esos títulos que te hacen rascarte la cabeza casi todo el metraje hasta el punto de que las palomitas te duran más de lo esperado. Poner en duda el mundo real es uno de los recursos más efectivos para ‘filosofar', entendido en su acepción más coloquial, es decir, hablar de temas raros y que, a veces, incomodan por revelar lo resbaladizo y quebradizo de los supuestos cimientos de nuestro conocimiento. Matrix, El club de la lucha o Shutter Island son títulos que ponen en duda nuestro mundo y se basan, más o menos, en filosofías diferentes, pero hay una serie que lo ha hecho de manera obvia y evidente. Es la reciente 1899 de Netflix.
En ella, los creadores de la enigmática Dark mencionan directamente el mito de la Caverna de Platón para introducir una duda esencial en los personajes: ¿Es real el mundo real? La alegoría platónica ha sido muy utilizada en este sentido, aunque él realmente hablaba de otra cosa.
En su texto, Platón habla de unos prisioneros atados desde que nacen en una cueva en cuya pared se proyectan sombras de objetos y animales. Como no pueden torcer la cabeza para ver el origen de esas figuras, dan por hecho que son las verdaderas, en lugar de simples sombras. Un juego de ilusiones, por así decirlo, en el que el mundo real se pone en duda. En la alegoría, Platón habla de uno que huye y al ver el mundo verdadero, tras cegarse por la luz del sol, se ve obligado a regresar para liberar a sus compañeros, pero ellos le toman por loco. En la serie de Netflix, se usa como justificación de parte de la trama, pero su eco es escaso.
Podrían haber hablado de Descartes y su duda existencial o del solipsismo, que dice que no podemos afirmar ninguna existencia excepto la propia. De ahí la famosa frase cartesiana: ‘Pienso, luego existo', que no significa otra cosa que solo por el hecho de pensar, ya podemos afirmar que existimos. Hoy podríamos rehacerla, claro, a la que da título a esta opinión, y teniendo en cuenta que series como 1899 invitan a pensar en lugar de darlo todo masticado, no es del todo errada. Filosofía en prime time es, cuanto menos, raro de ver.