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Neil Jordan: «El tipo de filmes por los que soy conocido solo existe ‘online'»

Un director en la sala. El cineasta NeilJordan estuvo presente ayer en la Sala Rívoli, donde presentó Juego de lágrimas dentro del marco de la programación del festival y atendió a las preguntas del público que acudió a la cita con el irlandés. | Pere Bota

| Palma |

El de Neil Jordan es uno de los nombres más representativos del cine y de la cultura irlandesas. Ha dirigido películas como Juego de lágrimas, que se alzó con el Oscar a Mejor Guion Original en 1992, así como el León de Oro del Festival Internacional de Venecia en 1996 por Michael Collins, no obstante, su cinta más conocida es, seguramente, Entrevista con el vampiro, en la que reunió a Tom Cruise, Brad Pitt, Antonio Banderas y Kirsten Dunst. Jordan recibió ayer el reconocimiento del Atlàntida Mallorca Film Festival que, en su décimo segunda edición, le concedió el galardón Masters of Cinema por toda su trayectoria marcada por una filmografía a medio camino entre lo fantástico y lo realista para tratar los temas que le apasionan.

Jordan atendió en el hotel HMPalmaBlanc a los medios de comunicación antes de la ceremonia y repasó algunos aspectos sobre su forma de ver el cine, de trabajar y tanto de sus inicios como de su más reciente película, Marlowe, rodada en Barcelona y que adapta la novela de John Banville sobre el personaje de Raymond Chandler. «Yo empecé siendo escritor y, además, no había ninguna tradición de cine en Irlanda», recuerda Jordan, que nació en la población costera de Sligo en 1950. Sin embargo, no se considera ningún «maestro» en alusión al nombre del premio, sino que «comencé a hacer películas y he seguido hasta ahora». En cualquier caso, indudable es que su carrera ha sido prolífica, aunque para él «el calificativo de master te lo dan los demás, pero la ironía es que ahora, con 72 años, la gente te celebra más, pero es más difícil hacer cine porque consideran que lo que quieres hacer es de viejos y que están buscando otra cosa».

Reconoce que «una de las razones por las que estoy en este festival es la proyección que ofrece» ya que «el cine está en crisis sobre ciertos tipos de películas que todos conocemos, pero que no a todo el mundo gustan», en relación a las superproducciones de superhéroes como Marvel. Para Jordan, «estamos en un punto de transición y en unos años el cine cambiará mucho, pero creo que seguirá porque hay muchos directores jóvenes y voces con talento». Asimismo, confiesa que «el tipo de cine que solía hacer solo existe online ahora».

Diferencias

En ese cine suyo, tan personal, destacan filmes como Juego de lágrimas, que cuenta con Stephen Rea en plan estelar, y se introduce en temas como la sexualidad, la raza, el género o la nacionalidad. Sobre ella, el cineasta dice que «hoy en día sería imposible rodar cosas como que el personaje entre en un bar de ambiente sin darse cuenta», y añade que «sería una película muy diferente si la hiciera hoy», aunque «cuestiona muchas cosas como qué es ser blanco, gay, irlandés, etcétera», temas muy candentes. Eran cosas que «me parecían fascinantes en ese momento».

Otro de sus títulos potentes fue Entrevista con el vampiro, dando salida a su vertiente fantástica y hasta puede que a historias que oyó de niño dado que vivió cerca de la casa de Bram Stoker, autor de Drácula. En la cinta, el personaje de Banderas, Armand, le dice al personaje de Pitt, Louis, que encarna el alma de toda su época, decadente, pero en marcha. Sobre si esta idea sigue vigente, Jordan responde que «el personaje de Banderas formula de una forma preciosa preguntas que todos tenemos sobre una época que desaparece y que a todos nos pasa cuando nos hacemos mayores. Fue uno de los motivos para hacer la película», y afirma que «ese sentimiento de arrepentimiento y nostalgia que tienen los vampiros, atrapados en el momento en el que nacieron, es algo que yo entendía y es muy bonito a pesar de ser una película de vampiros».

Ahora, finalizando su nueva cinta, Marlowe, rodada en Barcelona porque allí «he podido recrear el Los Ángeles de los años 30, algo imposible en Estados Unidos porque destruyen el pasado». También mira la industria desde la calma de quien ya no tiene que demostrar nada a nadie y sabiendo que «a mí Hollywood me encanta, son ellos que ya no me quieren a mí», lamenta.

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