Un nuevo San Valentín llega al calendario y con él una nueva lista de propuestas para pasarlo zampando palomitas –compartidas, eso sí. En esta ocasión, no obstante, acompañadas de un toque musical, porque si algo caracteriza al cine tanto como sus imágenes son sus inolvidables canciones que, en el caso de las historias de amor, logran elevar la emoción hasta la enésima potencia. Por ello, he aquí un repaso a algunas cintas cuya música traspasa la sala de cine o la pantalla del salón para hacerse un huequecito dentro de nosotros.
Y empezamos con algunos clásicos entre los clásicos en esto del amor sonoro: Titanic, Ghost o El guardaespaldas, cuyas historias sabemos de memoria, no serían lo mismo sin Celine Dion y su My heart will go on, Unchaeined melody de The Righteous Brothers o la imposible de imitar –al menos por los simples mortales como yo– Whitney Houston y su sonado I will always love you.
Icónicas
A ellas se suman canciones icónicas como You make my dreams come true, de Daryl Hall y John Oates en (500) días juntos, Time of my life, de Bill Medley y Jennifer Warnes en Dirty Dancing y Can't take my eyes off of you, de Frankie Valli con un entregadísimo Heath Ledger declarándose en 10 razones para odiarte. Sin olvidarnos de You can leave your hat on, de Nueve semanas y media, It must have been love, de Roxette de la icónica Pretty Woman, It had to be you, de Harry Connick Jr en Cuando Harry encontró a Sally o las inmortales Moon River, con la voz de Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes y Seems like old times, en Annie Hall cantada por Diane Keaton.
Otras opciones son las bandas sonoras enteras como Begin Again, con Keira Knitghley cantando al son de Nueva York, La La Land y el dúo de Ryan Gosling y Emma Stone, la intemporal composición de Queen para Los inmortales de la que sobresale Who wants to live forever? y Cinema Paradiso y las mágicas composiciones de Ennio Morricone.