Es Baluard Museu inauguró este jueves la exposición colectiva Memòria de la defensa. Arquitectures físiques i mentals, un recorrido por las propuestas de un total de 17 artistas que pretenden proponer interrogantes que juntan la contemporaneidad con edificaciones pasadas que buscaban la protección de un lugar, como el caso del enclave sobre el que se asienta el museo. Con el objetivo de lanzar la pregunta sobre la necesidad actual de estas estructuras, la muestra, que estará disponible hasta septiembre, se divide en tres partes. En la primera, con un papel algo introductorio, aparece la figura de Jorge García, artista toledano que vive y trabaja en Madrid y para quien el lenguaje de fronteras y separación «está muy vigente».
En la primera faceta de la exposición hay desde mapas y cartografías hasta una reproducción del fresco La Conquesta de Mallorca, del siglo XIII. La contraposición a ello son las tres «esculturas-maquetas» de García, tal y como él las nombra, que forman un doble juego porque «representan la planta que tenían las trincheras cuando asediaban las fortalezas», que sirven a modo de «homenaje a los atacantes», porque se da la circunstancia de que «quienes diseñaban las fortalezas eran quienes, en algún momento, también diseñaban cómo atacarlas».
Se pone de relieve de esta forma, y nunca mejor dicho, una obviedad que no por ser evidente deja de pasar desapercibida en ocasiones: todo muro divide al nosotros de los otros. Y no solo eso, «también servían para vigilar al interior», o como puntualiza García: «Os vigilamos de vosotros mismos». A su juicio, esta circunstancia, que aparece en todas las fortificaciones del mundo, se pone de manifiesto en la propuesta de Muntadas, en la que se aprecian cómo «las tiendas se protegen» de los propios conciudadanos.
Vigencia
Y es que en nuestro mundo, «tan globalizado», para García es obvio que «todas las personas nos ponemos muros y miedos constantemente», por lo que el discurso de frontera es «vigente» y lanza la pregunta sobre de quién nos defendemos. Con la pandemia, incide, lo hemos visto «con cierres perimetrales dentro de un país que son irrisorios por espacio, como La Rioja o Ceuta».
Esta mirada al pasado para pensar el presente llevada a cabo por las curadoras Imma Prieto y Pilar Rubí, a las que García reconoce «un gran trabajo», es también una forma de «revisarlo desde el punto de vista de mejorar y progresar», opuestos a aquellos que «no tienen interés de avanzar ni un ápice». Frente a los inmovilistas, García propone «romper todas las cargas y abrir todos los cajones cerrados que arrastramos para revisarlos y cambiarlos. Si no, estamos condenados a tener el complejo de Sísifo el resto de nuestra vida». Como decía Foucault, nuestra normalidad no son más que decisiones del pasado.