Mayte Spinola, mecenas, artista y presidenta de la Fundación Mesas, habla para Ultima Hora en exclusiva y en primera persona, sin morderse de la lengua, sobre la polémica que ha suscitado la orden de Urbanisme del Ajuntament de Palma que obliga a borrar y blanquear la obra que el artista José Luis Mesas ha realizado durante muchos meses en la fachada del hotel Armadams y que, una vez acabada, se ordena que sea destruida.
¿Por qué decide aceptar ser la presidenta de la Fundación Mesas?
—Fue hace dos años. Considero que es un ser excepcional, como ser humano y como pintor. Él quería ayudar a otros pintores que necesitaran ayuda. Empezó en la Fundación Miró. Fue allí donde se encontró con el arte y donde le ayudaron y es por eso que el quiso seguir con su idea de ayudar. Estaba centradísimo en ayudar a niños y jóvenes que, como él, provienen de un lugar muy humilde hasta que todo cambia. El acto de Cort es incomprensible y José Luis Mesas, el primer pintor gitano reconocido en medio mundo, entra en una depresión terrible.
¿Debido al veto de Cort a que una de sus obras cubra la fachada de un hotel de Palma?
—Lo terrible es que la obra ya está acabada. Respeto a todas las autoridades, soy totalmente apolítica y respeto a todos cuando están en sus cargos, solo les pido que hagan bien su trabajo, pero me sorprende en este caso que dejen que se haga y se termine un proyecto artístico de esta envergadura y ahora salgan con que tiene que hacerlo desaparecer. Me uno a la petición de Jaime España, el dueño del hotel, para que se establezca una demora de tres años para conocer cuál es la reacción del público ante algo tan singular.
Tres años para que los ciudadanos lo odien o lo desprecien.
—Mire, los artistas vamos siempre por delante. Cuando en los 80 en Viena se hicieron las casitas pintadas fue un gran escándalo, pues hoy son uno de los monumentos más visitados por los turistas. En México pasó igual con el arquitecto Barragán, que pintó una serie de casas muy coloridas y hoy son muy apreciadas mundialmente. Y lo mismo pasó cuando la negociación en la que yo estuve muy presente para que, en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid, Joan Miró hiciera el mural maravilloso que hoy se puede admirar. Pues no saben la cantidad de personas que en esa época estaban en contra de que ese mural se pusiera ahí. Hoy me atrevo a decir que se quita el mural y vale más que todo el edificio junto. Hay que dar una oportunidad a los artistas. Con tres años, nada en el tiempo, para ver la evolución. No todo puede ser una capital gótica.
La cultura evoluciona, aunque choca ver tanto color en el centro de Palma, es verdad.
—Mesas es un gran genio y esta demostrando que lo es. Utiliza el color mejor que nadie, su mensaje es muy positivo. Un chico que se educó en un orfanato y que llega a triunfar porque lleva el arte en la sangre merece una oportunidad. No todo el mundo tiene el mismo gusto y hay que respetarlo, pero lo más importante es que la cultura esta siempre por encima de ideas políticas, de nacionalidades. El arte es universal y eso ha de prevalecer. Los pueblos avanzan gracias a los artistas, que son los que ven más allá, los que no temen al futuro, ni al riesgo.
¿Qué vio usted en Mesas para apoyarlo desde sus inicios?
—Cuando vi el Cristo Cósmico con mi hermana Mamen Spinola, presidenta de la Fundación Araujo, vemos a un discípulo de Marc Chagall, porque todos nos inspiramos en otros que han venido antes a crear. Me lo llevé a Marmolejo, en Jaén, un referente en Andalucía, porque él me dijo que podía llevarlo donde quisiera. A Mesas le emocionó porque su madre nació en una cueva de Granada. Cuando lo trajimos vino una delegación del Govern y del Consell de Mallorca, al igual que cuando le lleve a entregar el retrato al Papa en el Vaticano, también vino una representación. No entiendo esta actitud ahora tan poco sensible
¿Por qué cree que se han puesto tan duros con esta obra?
—Es lo que me sorprende más. Me imagino que al aprobar el proyecto en Cort estaba más que claro, no entiendo que después de que un hombre haya estado ahí matándose a trabajar, ahora vengan con que ha de borrarlo. Es una obra de arte, guste o no, hecha al fresco. No es un grafiti callejero, pero al parecer algunos no lo entienden. Salvando las distancias pido que recuerden la que se armó en la Seu con la intervención de Barceló. A Gaudí, cuando intervino, también se le criticó enormemente y miren hoy nadie imagina la Catedral sin la intervención de esos dos genios. Los genios se adelantan y no son comprendidos en su momento. Por eso hay que darles una oportunidad en el tiempo.
¿En solo tres años entenderemos la importancia de esta obra de Mesas?
—Ya lo creo. Será un referente como tantas y tantas intervenciones artísticas en todo el mundo que pasan de ser odiadas a ser patrimonio de las ciudades. Da vida, color, luz, a través de la calidad. Es una obra de arte onírica y muy trabajada. Tampoco quiero comparar pero cuantos van a ver el Guggenheim de Bilbao para admirar el edificio y su singularidad. O en las bodegas riojanas que han apostado por el arte. Estoy segura de que aquí sucederá algo parecido y quizás es esto lo que molesta. Gracias a Jaime España tendremos otro hotel con una colección que podrá ser admirada, sala dedicada a exposiciones y la fachada, del cascarón del hotel ha hecho una obra de arte creada por un gran artista. Creo que hay que aplaudirle.