La orden jerónima no ha vuelto a tener noticias del Consell de Mallorca desde que el pasado día 7 de agosto técnicos del Consell y la propia directora insular de Cultura, Kika Coll, visitasen el Convent de Santa Elisabet de Palma y el Monestir de Sant Bartomeu de Inca, donde residen las religiosas, para tomar una decisión sobre dónde alojar los bienes muebles que hoy en día se encuentran en el convento de Ciutat.
Por esta razón, y ante la sugerencia de la institución insular de depositar los bienes en la antigua biblioteca Llabrés (anexa al convento palmesano), las monjas encargaron un informe pericial que «también corrobora que las obras de arte no se pueden quedar allí, ya que no cumple los requisitos necesarios para su buen mantenimiento». Así, la representación legal de las religiosas presentó ayer una nueva petición al Consell, «la quinta», para el traslado de las obras a Inca.
En este momento, el asunto «está inmovilizado por parte de ellos [el Consell]. Después de visitar la biblioteca Llabrés pedimos un informe pericial», explican desde la orden. Este documento indica que «no es apto, hay una humedad tremenda, un 78 por ciento, y es un tipo de humedad que no tiene solución, es por capilaridad. Es un problema muy complicado de solucionar, porque no es cuestión de humedad dentro de las paredes, es el propio terreno, en constante contacto con el agua, porque está al lado del mar».
Este nuevo informe pericial, «cotejado por varios arquitectos», «viene a decir lo que ya aconsejaron las técnicas del Ministerio de Cultura, las obras deben ir a Inca de manera provisional, siempre insistimos que será de manera provisional, hasta que el Consell y el Obispado solucionen todos los problema que tiene el convento de Palma».