Unas obras de embaldosado ordenadas por el Obispado en la iglesia de Santa Anna de Alcúdia han sacado a la luz lo que parecen ser los restos de una basílica del siglo XIII. Tras el hallazgo de los primeros restos, el Consorcio de Pol·lèntia (integrado por el Ajuntament, el Consell, el Govern y el Ministerio de Cultura) ha habilitado una partida extraordinaria de 5.000 euros para realizar una intervención arqueológica en el templo que linda con el yacimiento de Pol·lèntia.
Los arqueólogos no solo intentarán confirmar si los restos corresponden a un templo medieval, sino que también buscan indicios en el subsuelo que permitan comprobar si este edificio de culto medieval se asienta sobre una estructura anterior de carácter religioso o incluso una necrópolis de la Pol·lèntia tardo antigua.
El vicepresidente de Cultura del Consell, Joan Rotger, visitó ayer el templo acompañado de una comitiva municipal. El arqueólogo Miquel Àngel Sastre, director técnico de la intervención, explicó a los asistentes los avances realizados hasta ahora junto a los operarios de la brigada de Patrimoni.
Las excavaciones comenzaron el pasado 22 de mayo y, de momento, se ha retirado y datado todo el enlosado que se había instalado durante una reforma en 1903. Se han hallado restos de un pavimento de marés bajo el enlosado (aún pendiente de datación) y bajo este suelo varios restos estructurales que podrían corresponder con los muros originales de la iglesia primitiva, de menores dimensiones, que conservaría también el pavimento original. Asimismo, se ha excavado una tumba en la que se han hallado huesos humanos de un varón que serán sometidos a la prueba del carbono 14, con el objetivo de datar el enterramiento que está relacionado con las losas de marés encontradas.
La intervención arqueológica en la iglesia de Santa Anna forma parte de la investigación que se desarrolla en la ciudad romana y tardo antigua de Pol·lèntia de Alcúdia, un proyecto dirigido por Miquel Àngel Cau y Esther Chávez.