Antonio, un profesor que enseña inglés a sus alumnos con las canciones de The Beatles, que viaja a Almería para conocer a John Lennon, su ídolo, le valió el Goya al mejor actor protagonista a Javier Cámara, responsable del personaje protagonista de la película Vivir es fácil con los ojos cerrados, vencedora de la 28 edición de los Goya, con seis estatuillas, entre ellas, mejor guion, película y director: David Trueba. Era la primera vez que Trueba y Cámara alzaban un cabezón. «Qué sería de la vida si no nos insultara la gente que nos tiene que insultar», dijo el cineasta en un discurso impecable.
Una horda de hechiceras caníbales comandadas por Carmen Maura, Las brujas de Zugarramurdi (Álex de la Iglesia), se apoderó de ocho de los diez galardones a los que optaba, la mayoría técnicos. Terele Pávez recibió el premio a la mejor actriz de reparto, a sus 74 años, el primer Goya de su vasta trayectoria. El músico y compositor Joan Valent, nominado a la mejor música original por la banda sonora de la cinta dirigida por De la Iglesia, se quedó sin Goya. «Estar nominado es una gran cosa. Y, por ello, estoy muy satisfecho y contento. Es muy agradecido. Es como llegar a la final de Roland Garros, en la que puedes ganar o no».
Quien consiguió el galardón a mejor actriz protagonista fue Marian Álvarez, por La Herida. Amor fue designada mejor película europea, y la venezolana Azul y no tan rosa, mejor cinta iberoamericana. Futbolín, de Juan José Campanella, se llevó el de la categoría de animación.
La espantá del ministro de Cultura, José Ignacio Wert, se impuso entre los temas de conversación de quienes pisaban una alfombra roja marcada por las reivindicaciones de empleados de Coca-Cola, miembros de la plataforma Stop Desahucios y figurantes. A Eduardo Noriega, la ausencia de Wert le recordó «a los niños pequeños que se saltan la clase y luego les pillan, con la diferencia de que él es un funcionario público». Manel Fuentes, presentador de la ceremonia, también descargó contra Wert: «Estamos en una gala histórica, los primeros Goya sin el ministro de Cultura».
Si hacer una película en este país es un acto heroico, como pronunció Enrique González Macho, presidente de la Academia de Cine, España puede presumir de héroes como David Trueba, Álex de la Iglesia, Daniel Sánchez Arévalo, Fernando Franco, Gracia Querejeta y un largo etcétera.