«Esta mañana mismo he firmado un escrito para el Ministerio [de Educación y Cultura] en el que se pide cooperación, ya que ellos tienen más experiencia, porque los técnicos del Consell quieren más datos para garantizar la intervención, hay que tener en cuenta que una de las campanas es del siglo XIV». Lo decía Joan Rotger, vicepresidente de Cultura i Patrimoni del Consell, porque los técnicos de su departamento han solicitado más datos al Cabildo sobre el proyecto de restauración de las campanas de la Seu que, a finales de mayo, deberán viajar a una fundición alemana.
Rotger añadió que «antes de autorizar la restauración hay que valorar bien la intervención, la necesidad de la obra y la participación de artesanos extranjeros», por lo que se ha pedido al Cabildo más documentación, una memoria histórica y un nuevo proyecto sobre el trabajo que tendrá lugar en el taller del campanero Lachenmeyer, en la ciudad de Nördlingen.
En la Seu, esta decisión no ha sentado bien, porque puede trastocar los planes previstos, es decir, la salida hacia Alemania, y la pérdida de la subvención si no se comienza la obra, que paga el Ministerio de Fomento y que ya ha sido adjudicada por concurso a la empresa vallisoletana Trycsa, que es la que contrató a Lachenmeyer.
El primer proyecto de rehabilitación lo presentó el Cabildo a Patrimoni en 2010 «y se aprobó, pero ahora piden más datos porque dicen que hubo un cambio en el mismo», comenta Bartomeu Bennassar, aparejador diocesano. El cambio se refiere a que, en un principio, iban a viajar fuera unas campanas y ahora, por consejo de Lachenmeyer, lo harán otras, reconoce Bennassar, entre ellas la denominada n'Eloi, la de mayor tamaño y datada en 1593. Esto último obligará a que las campanas se tengan que sacar por la bóveda del campanario, que se desmontará al efecto temporalmente.
Todo ello ha ocasionado que la última documentación presentada en Patrimoni no pareciera suficiente y que se retirara el estudio de la misma del orden del día de la Ponencia Técnica de Patrimoni.