Cuando Melchor Gaspar de Jovellanos vivió desterrado y prisionero en Mallorca, en Valldemossa y Bellver, se interesó por el arte y la arquitectura locales, como dejó reflejado en sus diarios, y hasta se fue haciendo con una colección que decoraba las paredes de su celda del castillo palmesano, que ocupó de 1802 a 1808. Su encierro había comenzado un año antes en la Cartoixa. Fue allí donde pudo apreciar un cuadro de 1512 que representaba la fundación del monasterio y en el que el pintor Ferrando de Coca había representado a los benefactores, religiosos y personajes de la corte. Jovellanos encargó una copia de esta pieza, que se creía perdida, pero que estaba en manos de sus herederos y que ha comprado el Museo Casa Natal de Jovellanos de Gijón.
Lucía Peláez, directora de la citada casa museo, explicaba ayer a Ultima Hora que la copia «será presentada oficialmente a finales de mayo y antes tiene que pasar por restauración». Se dará a conocer mediante una conferencia del profesor de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo Javier González Santos, experto en la vida y obra del ilustrado asturiano, de quien publicó el año pasado las anotaciones a sus diarios mallorquines.
Mal estado
El cuadro original, al que se denomina La sarga de la fundación de la Cartuja de Valldemossa , fue pintado al temple sobre una tela «casi sin preparación» y ha llegado a nuestros días en bastante mal estado. Cuando salió de la Cartoixa, en el siglo XIX, fue recalando en distintos lugares -estuvo expuesto años en sa Llonja cuando ésta acogía al Museo Provincial de Bellas Artes- hasta llegar, finalmente, a Ca la Gran Cristiana, sede del Museu de Mallorca, a cuyo fondo pertenece, y es propiedad del Estado. En los años sesenta del pasado siglo fue sometido a una restauración en Madrid, como recogía la prensa mallorquina de entonces.
Joana Maria Palou, directora del museo, y el investigador Jaume Llabrés, coinciden en que se trata de una tela «de una calidad extraordinaria», por lo que no les resulta extraño que Jovellanos, una persona de gran preparación intelectual, «se hubiera fijado en ella». Su factura es de influencia italiana y ambos consideran que «posiblemente es de las más importantes del Renacimiento hispano».
Cuenta desde Oviedo el profesor González de Santos que cuando Jovellanos estuvo preso en la Cartoixa pudo llevar una vida «más relajada» que en Bellver, dedicándose al estudio de la historia de este monumento histórico. Fue allí cuando conoció el cuadro de Ferrando de Coca, que ocupaba la parte alta del portal mayor de la primitiva iglesia gótica. También que allí estableció amistad con el artista fray Manuel Bayeu, cuñado de Goya, que entonces pintaba los frescos de la iglesia, y parece que fue a quien Jovellanos encargó la copia del cuadro, aunque, finalmente, la hizo «su ayudante, Pedro Martínez, que había venido con Bayeu de Aragón».