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«Los prisioneros de Cabrera fueron peones de ajedrez abandonados»

La profesora Laura García Gámiz ha traducido las memorias de Sebastian Boulerot, un soldado de la Guerra de la Independencia. | Nuria Rincón

| Palma de Mallorca |

«Agresiones físicas, torturas, canibalismo, hambruna...» son algunas de las vivencias que la profesora Laura García Gámiz (Jaén, 1964) relata en el libro Cuando el padre nos abandona. Los prisioneros de Cabrera en la Guerra de la Independencia (1808-1914), un «relato histórico» que describe las memorias del soldado galo Sebastian Boulerot, y que ha traducido de un libro original, en francés, de Gabriel Froger. «Esta guerra fue como una partida de ajedrez, donde lo importante eran las batallas. Los prisioneros de Cabrera sólo fueron unos peones».

Afincada en Palma desde hace ocho años, García Gámiz sintió curiosidad sobre este hecho histórico «cuando leí un libro del abuelo de mi pareja sentimental titulado Cinco años de destierro en la isla de Cabrera o Veladas de un prisionero en España, de 1876. Ésto me llevó a visitar la Isla para conocer el paraje que se narraba en él». El segundo paso fue «buscar el libro original, ya que la traducción no me convencía». Fue entonces cuando en internet encontró estas memorias escritas por Froger. «La empecé a traducir. Son historias cortas y escuetas, lo que requieren una lectura precisa».

La cifra de soldados que fueron «engañados y abandonados» en la isla de Cabrera varía dependiendo de la fuente. «Entre 9.000 y 15.000», apunta la profesora. «Boulerot relata su experiencia personal. No es una biografía, porque sólo cuenta una parte de su vida, es una narración de sus vivencias durante esos años».

«Ellos no pensaban que estaban abandonados, e incluso, pensaban que formaba parte de la conquista», explica. «Después de cinco o seis años, cuando les liberaron con un barco con una bandera de los Borbones, ellos aún vitoreaban a su emperador, Napoleón, quien, seguro, ni se acordaba de ellos».

Anécdotas

Desde el cruce de la frontera en los Pirineos hasta la llegada a Jaén, donde aconteció la batalla de Bailén, hecho que «supuso la primera derrota en batalla campal de la historia del ejército napoleónico», García Gámiz relata anécdotas como las confrontaciones «entre los propios soldados franceses», cuyos generales no querían compartir su botín, hasta la participación de «niños españoles» en guerrillas en las montañas. También cuenta cómo los soldados fueron trasladados a Cabrera en condiciones «infrahumanas», además de cómo conseguían «agua y comida» o «construir sus propias cabañas».

«Este hecho podría haber inspirado a Goya para realizar uno de sus grabados sobre esta guerra», concluye la profesora.

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