Biel Cerdà, director insular de Patrimoni del Consell, se comprometió ayer a buscar un lugar alternativo al Centre d'Arqueologia i Restauració de Son Rossinyol, -a punto de cerrar, lo que motivó una queja de los arqueólogos-, en el que estos profesionales puedan trabajar sobre el material que surge de las excavaciones y almacenarlo durante el tiempo que permite la Llei de Patrimoni, que, como recordó Cerdà, «marca unos plazos».
Francisca Torres, presidenta de la Secció d'Arqueologia del Colegio de Licenciados, explicó cuáles fueron sus peticiones al Consell: «Queremos un lugar donde todo el mundo pueda trabajar y que reúna las condiciones de infraestructura y seguridad necesarias».
Tras la reunión de ayer, «muy cordial», como explicaron ambas partes, los arqueólogos «pasaremos al Consell un listado de necesidades a nivel de infraestructura» porque «nos da igual que sea en Son Rossinyol o en una nave, pero necesitamos un sitio porque, aunque trabajemos en obras privadas [en este caso se refiere a la arqueología de urgencia], lo que sacamos es material arqueológico público».
Por su parte, Cerdà confirmó que ha solicitado a la Secció d'Arqueologia un documento en el que los profesionales expongan «aquello que como mínimo necesitan y nosotros trabajaremos en la ubicación de este sitio», un lugar «que cumpla los requisitos básicos para que puedan llevar a cabo su trabajo».
Cerdà recordó que con el cierre de Son Rossinyol, una possessió a las afueras de Palma, «no buscamos atentar contra la finalidad» con la que se planteó originalmente en la pasada legislatura, pero volvió a recordar que el centro no estuvo nunca ni bien dotado ni fue operativo hasta el punto que se justificaran los 5.000 euros de alquiler que el CIM ha pagado al mes por su alquiler desde junio de 2005.