Rafel Duran y Joan Carles Bellviure llevan muchos años trabajando fuera de Mallorca. Ambos han abandonado sus sedes, Barcelona y París, respectivamente, para participar junto a Pere Fullana y Biel Jordà en la primera obra de Produccions del Mar, Seqüències-quatre ficcions d'avui, en la que cada uno tiene veinte minutos para mostrar su visión de la sociedad actual. La pieza se estrena el 11 de octubre en el Teatre del Mar.
"Veinte minutos para hablar del presente en Balears. ¿Qué destacarán en sus propuestas? ¿Se decantarán por problemas locales o podrán extrapolarse al resto del mundo?
"Joan Carles Bellviure: Siempre intentamos hablar de temas universales. Mi pieza explica que no existe una frontera clara entre lo privado y lo público, de cómo la política se mezcla demasiado con lo privado. No cito en ningún momento a Mallorca, pero sitúo la acción en una isla entre Marbella y Sicilia, donde las decisiones políticas están impregnadas de negocios. El turismo ha cambiado las estructuras a nivel económico de la Isla. Hemos crecido, pero no a nivel social. En mi historia, llamada Fora de camp, hablo de lo que sabemos, pero no vemos.
"Rafel Duran: Monstruari Barceló es un divertimento, una imagen poliédrica de la sociedad actual. Se basa en los comentarios que provoca entre los visitantes la intervención de Barceló en la capilla del Santíssim de la Seu. Me encerré en la Catedral para hacer el trabajo de campo y escuché todo tipo de opiniones. La gente opina sin tener idea. Sus pensamientos son el reflejo de cómo es la sociedad.
"¿Cómo ha trabajado con los actores?
"R.D.: Cuando llegué sabía que me sobraría mucho material. Expliqué el proyecto a los dos actores, Joan Manel Vadell y Lluqui Herrero, y entre todos realizamos el trabajo de dramaturgia. Encontramos a los personajes que centran las 20 pequeñas visitas más otros que protagonizan una secuencia con unos 15 personajes. Hay mallorquines, mallorquines castellanoparlantes y turistas nacionales y extranjeros. En el fondo, las frases, todas reales, han nacido del impacto emocional que provoca el trabajo de Miquel Barceló.
"J.C.B.: Llegué con el texto escrito porque tenía que trabajar con actores que desconocía y sólo contábamos con tres semanas para ensayar, un tiempo que no permitía muchas libertades. Con Sergi Baos y Laia Oliveras realizamos un trabajo físico y de improvisaciones, por lo que el texto ha sufrido algunos cambios y se ha adaptado al juego teatral.
"Cada uno aportará su forma de entender el teatro, su sello.
"R.D.: Ofrecemos cuatro visiones opuestas que enriquecen la propuesta.
"J.C.B.: Es una mirada caleidoscópica, cuatro puntos de vista diferentes sobre la actualidad. Los actores trabajan con directores diferentes y cambian, también, a su pareja de juego. Esto es muy interesante para ellos, al igual que para el espectador.
"¿Hablar del presente en Balears implica siempre utilizar la crítica?
"R.D.: El espectador tiene que salir del teatro sintiéndose diferente de como ha entrado. La reflexión es necesaria.
"J.C.B.: No hay que criticar por criticar, pero tampoco creo que vivamos una época magnífica, todo lo contrario. Los medios nos repiten constantemente que todo es maravilloso. De ahí que el artista tenga la obligación de decir que no todo es fantástico, no podemos tratar a los ciudadanos como animales alienados.
"R.D.: Es lo que quieren, lo intentan constantemente. Por ejemplo, el revuelo que se ha armado porque Sarkozy se ha quitado con el Photoshop un michelín. Es una metáfora de nuestro presente. ¿Qué no será capaz de hacer con las cuestiones de Estado?