Dos películas y preparando la tercera. Daniel Monzón se encuentra en Mallorca buscando localizaciones para su próximo filme, una historia de acción, un thriller trepidante con cierto toque de terror que buscará impactar al espectador. Como protagonistas, Mallorca y sus contrastes y, también, la cada vez más próxima a Hollywood Elena Anaya. El objetivo: contar con Benicio del Toro para el rol principal.
-Su nuevo filme será un thriller con toques de ciencia
ficción. ¿En qué fase de elaboración está?
-Cuando estoy rodando una película siempre me gusta avanzar la que
será la siguiente porque, si no, hay un vacío tremendo. Cuando
rodaba «El robo más grande jamás contado» ya pensaba que mi
siguiente historia sería un thriller oscuro, moderno, denso,
sofisticado, espectacular y rodado en Mallorca porque siempre he
pensado que la Isla es un lugar idóneo para grabar un thriller. Su
paisaje me motiva mucho. En estos momentos, he terminado el
tratamiento, es decir, un esquema del guión. Ahora, estoy centrado
en el guión definitivo.
-El proceso más largo.
-Sí, pero no el más angustioso. Una vez que ya tengo definida la
idea, estoy más excitado. Antes, cuando sólo tenía una página en
blanco, estaba más angustiado. Parir la historia es, por una parte,
el proceso más estimulante pero, por otra, lo más angustioso porque
no sabes, hasta que lo lee otro, si lo que tienes entre las manos
vale la pena o no. Hay que sentir pasión por lo creado para, así,
arrastrar al resto del equipo y al público. Ahora, empiezo a ver
que todo va encajando porque ya tengo a Elena Anaya y a los
productores, Estudios Picasso y Filmax.
-¿Cuál será el argumento?
-Esta historia me está constando mucho porque tengo que renunciar
al humor, no lo admite. Trata de personas que deciden acabar con su
vida en contra de su voluntad, se suicidan sin saber por qué.
Mezcla el misterio con un punto de ciencia ficción pero sin perder
la credibilidad. Propone unos temas muy angustiosos donde la
tensión es continua.
-¿Tiene miedo de que no guste al público por ser tan
angustiosa?
-No. «Seven», «Los otros» o «Los sin nombre» provocan auténtico
pavor. Mi historia no es estrictamente de terror, más bien de
suspense o de misterio. Será muy nocturna. Rodaré en Magaluf, en
s'Arenal o en el barrio chino buscando el bullir de la noche.
También habrá escenas en acantilados, en grandes mansiones
palaciegas e, incluso, en las cuevas de Artà.
-¿Ya sabe con exactitud dónde se rodará la
película?
-La historia está muy localizada y totalmente cerrada. Ahora queda
afinar el guión y elegir un guionista estadounidense que traduzca y
a la vez adapte el filme.
-¿Por qué pensó en Benicio del Toro?
-La película no juega con unos cánones estrictamente latinos,
remite a unos códigos narrativos estadounidenses. Por eso, para
hacerla creíble, hay que recurrir a actores que el espectador sitúe
en la acción que se está planteando. Aún así, quiero mantener mi
personalidad rodeándome de actores hispanos y latinos. Además,
Benicio del Toro despide el aire introspectivo que necesita el
personaje, un hombre muy atormentado. Son gente normal encerrada en
algo que les supera y que, al mismo tiempo, tratan de averiguar qué
pasa. En la actualidad, el suicidio se ha convertido en algo muy
cotidiano. Abres un periódico y casi siempre hay una noticia que
habla de un ataque suicida en algún lugar del mundo. La película es
mi catarsis y la de, espero, muchos espectadores, ante este terror
con el que nos están obligando a vivir.
-¿En qué punto se encuentran las
negociaciones?
-Sabe que existe el proyecto, está interesado, espera a que le
llegue el guión definitivo y, por supuesto, falta encontrar
fechas.
-¿Por qué Elena Anaya?
-Necesitaba una actriz muy física, alguien que, si tiene que correr
o saltar, sea creíble. Además, tiene una mirada eléctrica. Su
personaje sufre un shock y, Elena, tiene la intensidad necesaria
para transmitir al espectador esa sensación. Hace una pareja muy
interesante con Benicio del Toro. Entre ellos, surge una historia
romántica nada convencional. Son dos personas que se encuentran al
borde del abismo y que se apoyan el uno en el otro de forma
desesperada. No es una historia de amor al uso porque no existe un
enamoramiento pero sí una aventura vivida en común.
-Con este proyecto, cambia de género tras adentrarse en
una aventura épica y en una comedia.
-Me gusta mucho cambiar de género. «El corazón del guerrero» era un
filme que recogía varios géneros y «El robo» estaba pensada para la
gente del país. La nueva se destina al mercado internacional.
-Optar por un mercado internacional, ¿es la continuación
más lógica de su carrera?
-Sí. El tipo de cine que propongo es muy ambicioso pero mantiene mi
toque personal.