P. GIMÉNEZ
Con el nombre de Pilar Belzunce, el dicho que asevera que «tras un
gran hombre siempre hay una gran mujer» cobra completamente
sentido. La viuda de Eduardo Chillida asistía ayer por la noche a
la inauguración de la exposición «Elogio de la mano», que reúne 103
obras del artista vasco en el Museu d'Art Espanyol Contemporani de
la Fundación Juan March, en Palma.
Si en vida de Chillida, Pilar Belzunce le acompañó siempre en la
sombra, ahora también ha hecho suya la misión de continuar dando
difusión al espíritu creativo del gran artista, así como la de
proseguir los proyectos plásticos de una persona «íntegra y
auténtica».
-¿Qué impresión le ha causado la
exposición?
-Está preciosa. Además, el propio edificio también está muy bien
para una cosa tan limpia como es la obra de Eduardo, que no
necesita de muchas cosas, sino de muros lisos y colores tenues, que
es lo que a él le gustaba. Eduardo se enfrentaba al mundo con los
ojos, el corazón y la mente limpios, y eso lo deja ver la
muestra.
-Da la impresión de que usted se ha impuesto la misión
de continuar difundiendo la obra de Chillida...
-No es que haya tenido la intención de hacerlo. Las cosas vienen
como vienen. Cuando ves que hay tanta gente que quiere saber, que
quiere tener obra de Eduardo, que quiere saber cuáles serían los
motivos que le impulsaron a hacer su obra, es muy bonito y yo, que
desde que tenía 15 años no me he separado de él, he vivido todos
sus momentos, los buenos, los malos, las dudas... te sientes
forzada.
-Fíjese. Acabo de saber que el estudio de catas previo que se ha hecho por un experto ha sido muy favorable. Los alcaldes que estaban en principio en contra ya han entendido que no era un capricho, sino una cosa mucho más seria. Esperamos a que así salga. Eduardo siempre apostó por que un experto hiciese una cata para saber si la montaña aguantaría su sueño de llenarla por dentro con un cubo blanco. Él decía 'fue tan sobrecogedor. El que entre allí notará lo pequeños que somos. Allí no vale que uno sea rico, feo, guapo, ninguno seremos nada'. Él tenía esta ilusión, pero allí no supieron verlo. Era una ilusión frustada.-La relación que mantuvieron con Balears fue muy estrecha. Cómo se encuentra el contencioso que mantiene con el Ajuntament de Sant Lluís por la casa «Cuatre Vents»?
-¡Han sido tan cerriles! Eduardo quiso hacer allí su estudio, sin embargo -bromea-, nos han declarado guardianes de la biosfera. Eduardo les dijo que quería hacer una obra dentro del terreno, además del estudio. Un estudio grande del que hubiesen salido todas las obras. Pero no quisieron.-¿Existen conversaciones institucionales sobre futuros proyectos que vinculen nuevamente la obra de Chillida con Palma?
-De momento no. Pero también debemos tener en cuenta que no tenemos tantas obras de Eduardo y que necesitamos mantener obras en Chillida-Leku, en Zabalaga.