«Si la gente fuera más al teatro no tendría que acudir tanto al psquiatra porque es un catalizador de emociones». Es más, permite «dejarse sorprender como un niño», según Andrea Cruz, la mitad de Au Ments. Ésa es la intención de «Voice Void», la última obra de la compañía, una historia que habla de «la dificultad de emitir respuestas ante la excesiva sofisticación existente», comentó Tomeu Gomila, la otra mitad de la formación. La pieza se estrenó durante la feria de Tàrrega y hoy podrá verse en el Teatre de Vilafranca a las 19.00 horas.
«Voice Void» presenta dos mundos. El primero, «está excesivamente tecnificado y, a su vez, desconectado», comentó Gomila. El segundo, es «más popular, más cercano con lo humano, con el acto cotidiano de comunicarse», aseguró Cruz. En el primer mundo, «la saturación conlleva perder la conexión con la humanidad» y «la incapacidad de emitir respuestas», en palabras de Cruz. «Todo tratado de una manera poética, sin evidenciar la realidad, a través de la danza y el gesto». Al principio de la obra, el mundo más popular se apodera del escenario. Mientras, los hombres del mundo tecnificado observan la escena a través de una pantalla.
«El teatro es lo directo, lo humano», explicó la artista. Al ver la imagen, descubren que «les gustaría participar», según Gomila. «Es el momento más vivo». En la historia, la música tiene un papel protagonista. Creada con la ayuda de Kiko Barrenengoa, del grupo Neotokio, las sensaciones priorizaron el contenido dejando de lado cualquier tipo de guión. «Nos dejamos llevar por la improvisación e intentamos dejar de lado la racionalidad», dijo Gomila. Durante la representación, hay momentos en que la música es en directo a través de secuenciadores y de un teclado.
«En el teatro es más importante la creación que la empresa», realidad que, hoy en día, «se deja de lado», según Gomila. Por ello, «Voice Void» y Au Ments no siguen el esquema actual. El resultado, en palabras de Cruz: «Una obra en constante evolución porque la imaginación no tiene fin».