El Museu de Mallorca ha incrementado su fondo con la adquisición de tres cuadros que fueron comprados con los presupuestos de 2000, según explicó Damià Pons, conseller de Cultura del Govern, en el Parlamento. Los lienzos fueron comprados en subasta en Madrid ejerciendo el derecho de tanteo, que es el poder que tiene el Estado para quedarse con obras de arte ante la posibilidad de que estas salgan del país por su venta en subasta.
Las obras son: «La destrucción de Troya», de Miquel Bestard; «Barcos», también de Bestard, y «Ruinas arquitectónicas», de Pere Onofre. De momento, al centro ha llegado el primero de ellos, un lienzo de gran formato que se encuentra en la nueva cámara acorazada listo para ser exhibido en las salas de arte barroco tras su remodelación. «La destrucción de Troya», comprado por 10 millones de pesetas, fue calificado por Guillem Rosselló Bordoy, director del Museu, como de una obra «preciosa». De ella destacó la «meticulosidad» del dibujo y destacó «los maravillosos paisajes y las extravagantes arquitecturas» que Miquel Bestard (Palma, 1590 - 1633) plasmó en un lienzo en el que recrea la mitología.
Miquel Bestard es el pintor más importante de la primera mitad del siglo XVII en Mallorca. La carrera de este artista barroco, conocido como «el pintor loco», fue corta pero no por ello dejó de alcanzar una gran celebridad en la Isla y fuera de ella. Conocido en la Península como «el mallorquín», sus obras estuvieron en colecciones importantes del XVII en Madrid y Barcelona. Sus paisajes, como ocurre en «La destrucción de Troya», siempre incluyen una historia, religiosa o mitológica, y evidencian una gran imaginación. El preciosismo que se puede apreciar en el cuadro citado proviene de su relación con la tradición manierista, de la que evolucionó hacia una poética más barroca influido tanto por la pintura local de finales del XVI como por el uso de grabados italianos.