La muerte del arquitecto barcelonés Enric Miralles, fallecido el pasado día 3, considerado uno de los creadores más brillantes de su generación, recupera para la actualidad su participación en dos proyectos que nunca llegaron a cobrar forma y que estaban destinados a Palma y al Port de Pollença. Miralles también participó en 1998 en un ciclo de conferencias que organizó la Fundació Pilar i Joan Miró.
Los mallorquines Àngel Morado y Pedro Bonet compartieron trabajo con Miralles y Carme Pinós, su primera esposa, en un anteproyecto para el Port de Pollença que nunca se construyó por cambios en el consistorio. Se trató de un concurso nacional de ideas para la ordenación de los terrenos destinados a equipamientos municipales en la zona de Boquer del Port. Fue en 1986 y este equipo se alzó con el primer premio. En el jurado defendió este proyecto Francisco Javier Sáez de Oiza.
Morado recordaba ayer: «Era un arquitecto con una gran fuerza interior, una personalidad y un espíritu creativos muy fuerte. Yo le consideraba el Gaudí de esta época. Sus proyectos eran de una valentía alucinante, fue un innovador». Y apuntaba: «Si este proyecto se hubiera llevado adelante hubiera marcado un hito en la arquitectura de la Isla». Para un solar virgen en el Puerto de Pollença este equipo había proyectado polideportivo cubierto y descubierto, piscina cubierta, edificio para la tercera edad, sala de audiovisuales, ambulatorio, entre otros espacios. «Se trataba de ordenar un espacio libre, virgen, para crear una zona de equipamientos. Trabajamos creando una topografía mediante líneas oblicuas paralelas, cortinas de fachadas, barras inclinadas, alejando el ruido de los coches de la carretera que va a Formentor.