FOTO: JOAN TORRES
El artista gallego Manolo Paz pasó una semana en Palma construyendo
in situ la escultura «Historia», que ha quedado ubicada en la calle
de la Pólvora, y que formará parte de la colección de la
Universiada.
Con un arrugado sombrero para protegerse del sol y armado con una sierra para cortar la piedra, material que maneja y transforma con gran delicadeza, el escultor asemejaba un picapedrer, una comparación con la que se sentía muy a gusto.
Preocupado siempre por encuadrar la obra en el entorno, Paz diseñó su «Historia» para ese pequeño rincón del barrio del Puig de Sant Pere porque quería enfrentarla a la imponente mole que es el Baluard y sus arcos ciegos. «Mi intención con las obras públicas es integrarlas en lo que las rodea porque, en vez de estorbar, lo que hacen es revivir un espacio, darle un punto de identidad, incluso un punto de orientación. El objeto a veces define una zona. En estas esculturas el entorno es muy importante, deben tener unas dimensiones determinadas para que no se peleen con el resto de elementos, para que no haya una tensión continua».
Paz es un artista que se siente en perfecta armonía con la naturaleza y sus ancestros, tanto si se encuentra en su estudio de Cambados, en las Rías Bajas, como si viaja a Nueva York, donde trabajó durante dos años.
En cuanto al material sobre el que tan contundentemente sabe «intervenir» apunta: «Una piedra parece muerta pero, una vez que le das una intervención y aprovechas sus colores, te das cuenta que tiene un corazón dentro, tiene vida, armonía».