El Casal Solleric acoge desde ayer una exposición del pintor barroco mallorquín Guillem Mesquida (Palma, 1675 - 1747), un autor del que hace 25 años se mostró parte de su obra en el mismo lugar. El público que entonces pudo contemplar los cuadros de este artista, considerado por los eruditos del siglo XVIII como el mejor pintor español, se encontrará ahora con una veintena de obras que no se habían visto nunca, de las que algunas son inéditas.
Otra diferencia entre ambas muestras radica en que la que ahora se puede visitar en la planta noble del Casal, organizada por el Govern balear dentro de su política de exposiciones de carácter histórico, incluye un profundo estudio de la obra de Mesquida a cargo del mallorquín Marià Carbonell, historiador del arte y profesor en la Universidad Autónoma de Barcelona. Este trabajo de investigación se ha materializado en un catálogo razonado que viene a ser el primer análisis profundo sobre el artista. El trabajo del comisario consistió, entre otros aspectos, en seleccionar todas las obras documentadas de Mesquida ya que al haber sido un artista prolífico e importante en su tiempo, en la isla existió una cierta tradición de atribuirle obras de su hijo, también pintor, o de otros artistas de la época. Las que se exhiben en el Solleric pertenecen a colecciones particulares, la Seu y algunas parroquias mallorquinas.
Algunos datos biográficos
Guillem Mesquida viaja a Italia cuando tenía 18 años y allí estudia
con Carlo Maratti, uno de los grandes de la época. Vivió gran parte
del tiempo en Italia, de donde recibía encargos de clientes
mallorquines, y fue pintor de corte en Venecia y Alemania. Nunca
perdió el contacto con su tierra y en el tiempo en que regresó a
Mallorca (1710 1711) siguió trabajando hasta realizar una treintena
de obras. Barroco tardío, su obra evoluciona al final hacia una
elegancia más rococó.