Los ciudadanos vascos que consideran que no se puede justificar «en ningún caso» la violencia para fines políticos alcanza el 88%, según el último Deustobarómetro, el porcentaje más alto de los últimos 10 años, mientras que llegan al 62% quienes se sienten libres de expresar sus opiniones políticas en Euskadi en cualquier situación, 15 puntos más que en 2015.
Estas son dos de las principales conclusiones sobre lo que el co-responsable del DeustoBarometro Social, Braulio Gómez, ha calificado como «los dos grandes agujeros negros» de la última década que, a su entender, se puede decir «que han desaparecido completamente» o, en el caso de quienes respaldan la violencía política tiende a ser «residual», en torno a un 12% de la población.
La edición de invierno del estudio, que ha sido elaborado por 40dB en función de un millar de entrevistas realizadas entre los días 19 de noviembre y el 4 de diciembre, ha sido presentada este jueves en rueda de prensa por los directores del proyecto, María Silvestre y Braulio Gómez, junto a la investigadora Iratxe Arístegi.
El capítulo del sondeo dedicado a la situación política y la calidad de la democracia vuelve, en palabras de Gómez, a arrojar «buenas noticias» puesto que solo el 10% de encuestados considera que la realidad política actual en Euskadi es «mala».
Tal y como ha subrayado, el sentimiento de que los políticos vascos no son un problema es un sentimiento «muy transversal y muy compartido» por la ciudadanía vasca.
Respecto al modelo territorial preferido por los vascos, un 32% es partidario de mayor autonomía para Euskadi, mientras que otro 34% se conforma con la misma autonomía actual. Otro 15% prefiere un Estado independiente y un 9% menos o ninguna autonomía para el País Vasco.
Visión democracia en españa
Ese clima político favorable a la calidad de la democracia en Euskadi no se percibe de la misma manera respecto a la democracia en el conjunto del Estado, ya que la coincidencia es mayoritaria en dar una valoración negativa a la democracia y a las instituciones que sustentan la política estatal.
Tal y como ha subrayado Gómez, la ciudadanía vasca diferencia la realidad política vasca de la española, a la que «sistemáticamente suspende» en los últimos cinco años, mientras que aprueba de forma continuada la calidad de la democracia en Euskadi.
Así, a la pregunta qué nota daría a la democracia en Euskadi, la media alcanza el 5,7, la más alta desde noviembre de 2021 y cinco puntos por encima de hace tres años, mientras que la española se valora con un 4,6, una décima menos que en el sondeo de este pasado verano.
En cuanto a la confianza en las instituciones, la ciudadanía vasca aprueba a todas las vascas salvo a las Diputaciones, a las que suspenden con una nota media de 4,8. La Universidad consigue un 6,1, las pequeñas empresas un 5,9), la Ertzaintza un 5,5, los Ayuntamientos un 5,1 y el Gobierno Vasco un 5 justo.
En cuanto a las instituciones españolas, todas suspenden, desde los tribunales de justicia, que son puntuados con un 4,2, al Gobierno central (4,0) o los partidos políticos (3,1), hasta la Monarquía y la Iglesia Católica, que obtienen las notas más bajas, un 3,0 y un 2,9, respectivamente.