La DANA que descargó con fuerza en la provincia de Valencia el pasado martes dejó a multitud de personas atrapadas con sus vehículos en la V-30 cuando trataban de volver a sus hogares. Entre ellas está Lisa, una joven residente en La Torre de València que vivió la «angustia» y la «tensión» de tener que resguardarse cerca de seis horas en un camión junto a decenas de personas, entre ellas niños, y que tuvo que abrirse paso entre el agua para ponerse a salvo.
«Era una situación incontrolada. Nosotros nos sentimos como que estábamos solos ahí y que nadie podía ayudarnos de ninguna manera», la lamentado al relatar lo ocurrido en declaraciones a Europa Press.
Lisa terminó su jornada laboral en Quart de Poblet (Valencia) sobre las 20 horas del martes y cogió el coche para volver a La Torre, un trayecto que normalmente dura diez minutos. «Mi madre me había dicho que Chiva y Utiel se estaban inundando, que en Buñol estaba lloviendo mucho, pero en Quart de Poblet o en València en todo el día casi no llovió», y no creyó que encontraría complicaciones.
Cuando sonó la alerta de protección civil en su teléfono móvil, ya estaba en la carretera; su salida estaba cortada y la zona de La Torre se estaba empezando a inundar. Tras avanzar unos metros, empezó a ver vehículos que circulaban en contradirección y otra conductora le avisó para que diera la vuelta porque «allí estaba todo inundado».
«Todos empezamos a dar la vuelta, pero había tanto atasco ya en ese momento que no tuvimos escapatoria. En el momento en que quisimos todos ya salir, nos quedamos atascados y de repente empecé a ver cómo el agua de los campos empezaba a inundar la carretera», ha explicado.
A partir de entonces, «en cuestión de segundos», empezó a comprobar cómo iba subiendo el nivel del agua hasta llegar a la puerta del coche. Ante la rapidez con la que avanzaba, decidió subirse a la parte trasera de un camión, «que es lo que la gente estaba diciendo». Dentro del vehículo hubo refugiadas «por lo menos 30 personas», entre mayores y tres niños, junto también dos perros.
"había coches que de repente ya no veías"
Así, Lisa ha detallado que la primera parte de la noche «fue de angustia y de mucho miedo» por esta situación; porque el nivel del agua empezó a subir y «había coches que de repente ya no veías». «Nadie podía llegar a ti. No sabíamos si íbamos a poder salir de ahí», recuerda la joven, que asegura le «temblaba el cuerpo» y «rezaban para que no lloviese».
Lisa ha contado que intentó llamar al 112 y no conseguía comunicarse con el servicio. Contactó después con otros servicios de bomberos y policía sin éxito. La joven calcula que permanecieron en el camión entre cinco y seis horas, hasta que se calmaron «un poco» porque empezaron a darse cuenta de que el nivel del agua había bajado.
"el río parecía el mar"
Finalmente, una de las personas resguardadas en el camión decidió bajar y caminar en dirección a Benetússer, donde vio a gente andar. Volvió al vehículo para avisar al resto de que «había una salida». «Yo ya no me iba a esperar más, porque ya veía que no salía por mi propio pie, no sabía si iba a salir de esa situación», ha comentado.
Cuando dejaron atrás los vehículos, con el agua a media pierna, estaban a campo abierto. «Lo que tenías al lado era el río que parecía el mar de la fuerza que llevaba. Entonces pasamos miedo en el sentido de que si alguien se caía, tropezaba, no podías hacer nada, te arrastra la corriente. Fue bastante tenso, pero todos queríamos salir de ahí», ha explicado.
Finalmente, llegaron al puente que va a La Torre, en la salida de San Vicente, donde había efectivos de protección civil y bomberos dando indicaciones y ayudando a cruzar. Y finalmente pudo dejar la carretera, un autobús la llevó al centro habilitado en La Petxina y acabó llegando a casa gracias a un allegado. Se da la circunstancia de que su barrios es uno de los más perjudicados de la ciudad.
No obstante, Lisa agradece estar a salvo y no haber perdido nada de valor. A la incredulidad inicial se suma ahora «muchísima tristeza por las personas que no hayan podido salir de ahí», y preocupación por cómo pudieron acabar todas las personas con las que estuvo en el camión.
De ahí, ha pasado a la ansiedad y una sensación «claustrofóbica». «Me da miedo quedarme en un sitio sin salida» y «hay momentos en que estás bien pero otros en los que empiezas a pensar y sientes otra vez el miedo y no quieres salir. No quieres que llueva. Rezar todos los días de que no llueva», ha lamentado.