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Del Molino, premio Santa Isabel, reivindica su "empeño por comprender a los demás" como base de la política

El escritor y periodista ha sido distinguido por la DPZ con la medalla de oro de 'Santa Isabel de Aragón, Reina de Portugal'

MEDALLA DE SANTA ISABEL A SERGIO DEL MOLINO | ARANZAZU NAVARRO

| Zaragoza |

La Diputación Provincial de Zaragoza ha hecho entrega este jueves de la medalla de oro de Santa Isabel de Portugal, su máxima distinción, al escritor y periodista Sergio del Molino, quien ha agradecido el reconocimiento a su manera, empleando el proverbial y estoico «hay que joderse», que tanto empleaba su abuelo, al que se acercó para comprender su apego a Bubierca, un esfuerzo que ha reivindicado para «la literatura, el debate público, la política y el periodismo».

Del Molino ha mostrado su sorpresa por el reconocimiento de la institución provincial y ha reconocido su condición de «extraño» e «intruso» a diferencia de su abuelo, un hombre «de raíces» al que se acercó para «comprender» su apego por el paisaje bilbilitano. Un empeño fruto de su impulso «obsesivo y cabezón» por comprender a los demás que ha repetido en cada uno de sus trabajos.

«La curiosidad por las vidas de los demás ha inspirado siempre mi labor. No puede haber literatura, ni debate público, ni política, ni pensamiento --ni, por su puesto, periodismo--si no nos empeñamos en comprender a los demás, por distintos y extraños que se nos aparezcan, por muy alejados que estemos de sus sentimientos y de sus razones», ha expresado en un pasaje de su discurso.

Esa posición de «forastero», de «ponerse en los zapatos de los demás» le ha llevado al escritor y periodista premiado a «cultivar la mirada del extraño»: «Si nos viéramos desde fuera, nos veríamos mejor», ha defendido.

Por ello, considerándose a sí mismo alguien «tan despegado de patrias chicas y grandes», ha estimado «un honor tan inmenso como inesperado» recibir el reconocimiento de la DPZ, que ha servido a su juicio para recordarle «que formó parte de esta tierra, como mi abuelo se enrocaba en Bubierca, con el mismo gesto estoico y la misma media sonrisa socarrona o somarda», ha concluido.

La ceremonia, celebrada en el salón de plenos de la DPZ, ha contado con la presencia de un buen número de autoridades, con el expresidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, sentado en primera fila; además del vicepresidente primero de las Cortes, Ramón Celma; el consejero del Ayuntamiento de Zaragoza, Alfonso Mendoza, el presidente del TSJA, Manuel Bellido; las subdelagada del Gobierno en Zaragoza, Noelia Herrero; el presidente de la Audiencia Provincial, Alfonso Ballestín, el presidente de la Cámara de Cuentas, Jesús Royo, varios portavoces parlamentarios de las Cortes y diputados de la DPZ, entre otros muchos asistentes.

En su discurso, el presidente de la DPZ, Juan Antonio Sánchez Quero, ha alabado de Sergio del Molino «su dominio de la prosa, abrazada a un pensamiento crítico y un análisis lúcido y certero», que le ha llevado a ver traducidas sus obras a diferentes idiomas.

En ese sentido, la vicepresidenta de la DPZ, Teresa Ladrero, ha definido al galardonado como «uno de los mejores escritores de su generación» y un «zaragozano de vocación» pese a su origen madrileño, que vivió su infancia y juventud en el barrio de San José y, «pese a las múltiples ofertas profesionales recibidas, decidió establecerse en la capital aragonesa». Un lugar, que junto al resto de la provincia, son para Ladrero «un buen lugar para vivir».ç

Esfuerzo de consenso

Sánchez Quero ha destacado el diagnóstico de Del Molino en la «España vacía», un espacio «a reivindicar» para el presidente provincial en el que los municipios representan «un ejemplo de moderación, de acuerdo, de consenso y convivencia». Valores que ha considerado «esenciales» para la democracia.

Por ello, el presidente de la institución provincial ha hecho un llamamiento a la moderación tomando como ejemplo el espíritu de «quienes protagonizaron la Transición y apostaron por abrazarse a los principios del entendimiento, el respeto el pacto y la búsqueda de los puntos en común para ponerlos luego al servicio del interés común», ha defendido.

Un objetivo en pos de «la defensa de la democracia y el Estado de bienestar» que, a su juicio, deben «liderar» las entidades locales y los «miles y miles de alcaldes y concejales en una »revolución democrática desde abajo, desde los cimientos institucionales de nuestro país huyendo de recetas excluyentes".

A ese empeño se ha comprometido a trabajar y para ello ha requerido un «esfuerzo de consenso» tanto dentro de la DPZ como en su relación con el Gobierno de Aragón, «serenando el debate, trabajando en la misma dirección y dejando a un lado los oportunismos políticos y los intereses partidistas», ha concluido.

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