La bailarina y coreógrafa Christine Cloux, finalista de los premios Max a Mejor Espectáculo y Mejor Intérprete Femenina de Danza con la propuesta 'Corps Seul', en la que pone «al desnudo» sus 40 años de carrera profesional, ha asegurado que «desde hace años vivo como en una muerte anunciada en mi profesión, pero al mismo tiempo sigo».
En estos términos se ha expresado Cloux, en una entrevista concedida a Europa Press en la que ha reconocido estar «muy contenta» y «sorprendida» por sus dos nominaciones que le han permitido promocionar su espectáculo en el que traza una «radiografía» de las coreografías que le han acompañado durante su trayectoria profesional, y mostrar «las huellas» que han dejado sobre su cuerpo.
De este modo, 'Corps Seul' escenifica «la memoria de las danzas» que han pasado por la mente pero, sobre todo, por el cuerpo de la bailarina, a través del cual, el público puede observar cómo este se prepara para interpretar una coreografía y «cómo se anticipa el cuerpo pensante antes de ejecutarse el movimiento».
Sobre la memoria corporal, Christine Cloux asegura que lo que la compone son «las emociones y los recuerdos de lo vivido», y ha explicado que para realizar su solo ha tenido que hacer un trabajo «bastante fuerte y profundo» a nivel articular.
«He experimentado con mi cuerpo para recuperar estas sensaciones y estos recuerdos de la danza, a veces tan difíciles y ligeras, y me presto entera para que la gente pueda ver lo que es una bailarina con mucho recorrido y mucha carrera», ha destacado.
En este sentido, ha indicado que la danza es «toda» su vida y que en su cuerpo, además de habitar la bailarina, también habita la mujer y la madre: «Mi cuerpo también son los partos, los embarazos y el baile. Ahí dentro está toda la mujer», ha apuntado, al tiempo que ha señalado que con su propuesta artística busca que las mujeres de más de 50 años se reconozcan en su cuerpo.
Reconocerse en un cuerpo de una mujer madura
«Cuando bailo este solo, si hay mujeres en el público yo lo bailo para ellas, para que se reconozcan, no en el cuerpo de la bailarina ni en el de la artista, pero sí en el cuerpo de la mujer de más de 50 años que en nuestra sociedad no es tan fácil de visibilizar», ha aseverado la coreógrafa.
Respecto a si 'Corps Seul', a sus 58 años, es el punto final a su carrera como bailarina, Cloux ha replicado: «Desde hace años vivo como en una muerte anunciada en mi profesión, pero al mismo tiempo sigo. Y esa muerte anunciada es lo que recibo desde fuera, de lo que veo de cómo acaban a la fuerza algunas personas con sus carreras porque están agotadas, o porque ya nadie quiere contratarles».
En esta línea, ha confesado que este espectáculo es «muy demandante» porque le hace llegar «muy lejos» al llevar a su cuerpo a «extremos» que «una persona de mi edad no haría». Por ello, según ha dicho, desde que se estrenó se enfocó «mucho» en él pensando que sería su último espectáculo pero que, a raíz de los reconocimientos y de ver que está con fuerza para seguir realizándolo, se ha dado cuenta de que es capaz de seguir y que «todavía no se acabó del todo».
Asimismo, ha asegurado que el estigma que existe sobre los cuerpos de las mujeres por la pérdida de la juventud es algo muy «vigente» en el mundo de la danza ya que, según ha relatado, «desde muy joven te dicen que vas a ser mayor muy pronto y, desde entonces, vives un poco con eso».
«Tú entras en una empresa de danza en la que haces unos castings y unas audiciones y se te escoge por tu capacidad técnica pero si tienes un cuerpo que entra dentro de un molde. Hay una búsqueda estética muy clara», ha subrayado.
En este sentido, ha explicado que la danza moderna y contemporánea supusieron en los años 60 y 70 una «revolución» porque ponían en el centro al cuerpo pero no desde la estética, sino desde «la libertad de cuerpos en movimiento».
"nunca envejecen los bailarines"
Según ha afirmado Christine Cloux, con el paso del tiempo ha dejado de ser una bailarina «ejecutora» para ser una bailarina «persona» y ha señalado que lo que ocurre en el mundo de la danza es que «los coreógrafos envejecen, pero los que nunca envejecen son los bailarines, porque nunca se coge a gente mayor».
Preguntada por el edadismo que se sufre en el mundo de las artes escénicas, la bailarina ha resaltado que trabajar con una persona que tiene «mucha experiencia» también es aceptar que esa persona tiene «discurso y capacidad de respuesta» y que es «más complicado moldearla».
Por ello, considera que hoy en día es «muy raro» ver a gente con más de cuarenta años contratada para formar parte de un elenco y asegura que «muchos» se ven con la necesidad de hacerse «bailarín, coreógrafo y artista» para seguir sobre las tablas.
A este respecto, Cloux ha relatado que cuando la coreógrafa Poliama Lima contó con ella para realizar 'Aquí, siempre' en 2018, llevaba diez años sin que nadie le contratara para ser parte de un elenco y fue ese proyecto el que le dio «la confianza» para seguir y creer que «todavía mi experiencia no es algo que tenga que meter en un armario, al contrario, que la puedo sacar a la luz». «Mi experiencia es mi historia», ha incidido.
En esta línea, ha indicado que «nunca» se ha desconectado de la danza a pesar de que, llegada a una edad, «dejes de hacer castings y audiciones porque la edad es hasta los 30/35 años y no te contratan».
Así, Cloux se considera una «'rara avis'» puesto que, según ha afirmado, «toda» la gente que ha conocido ha parado de bailar. En este punto, ha señalado que «muchas veces» es «difícil» seguir porque con la edad el cuerpo también tiene «sus más y sus menos». «No solo es el aspecto, es el cuerpo por dentro, y hoy en día hay muchas maneras de paliar eso, de seducir lo performativo para dejar espacio al arte», ha subrayado.
Presión sobre la imagen "muy vigente"
«Tampoco es positivo seguir en algo que no te nutre. Si tú estás desconectado de tu profesión lo más común es que no progreses, no avances y no te recicles. Yo sigo en continuo aprendizaje porque estoy en contacto con gente joven que tiene otras demandas y me tengo que adaptar a ellas», aclarado.
Cuestionada por si considera que las futuras generaciones podrán superar el problema del edadismo, ha señalado que la presión sobre la imagen está todavía «muy vigente» y que los cánones de belleza siguen siendo los mismos. «No se ve la belleza desde otro lugar que no sea desde lo liso y joven de la piel», ha precisado.
Sobre el panorama actual de la danza en València, Christine Cloux ha destacado el papel de festivales como Dansa València que, tras 37 ediciones, se ha consolidado como una «escaparate importante» en el que se muestran las producciones de las compañías locales y nacionales.
En este sentido, ha considerado que el panorama está «muy activo» y que el nombramiento de la directora de Dansa València, María José Mora, como directora adjunta de artes escénicas del Institut Valencià de Cultura (IVC) puede dar un buen impulso al sector a través de la promoción de los proyectos.
«Yo espero que suponga un impulso porque veo a las generaciones futuras y hay mucho talento, pero detrás del talento tiene que haber trabajo y una estructura que permita que se de a conocer», ha subrayado.