Ford ha trasladado al Gobierno central que desiste de sus solicitudes a las ayudas de la segunda convocatoria del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica del Vehículo Eléctrico y Conectado (Perte VEC), tanto en la línea de cadena de valor como en la de baterías.
«Los gobiernos nacional y regional han sido socios fundamentales para asegurar las nuevas inversiones de Ford en Valencia. Si bien hemos informado al Gobierno del desistimiento de nuestras solicitudes de ayudas al Perte, en coherencia con el nuevo plan de producto para Europa, esperamos continuar nuestra colaboración con ambos Gobiernos», ha señalado la compañía, que ya se retiró de la primera convocatoria del Perte VEC en 2022 debido a sus plazos.
En concreto, Ford se había presentado a las dos líneas de la nueva convocatoria del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica del Vehículo Eléctrico y Conectado (Perte VEC II). El Ministerio de Industria le había adjudicado 37,6 millones de euros --que la empresa había aceptado-- procedentes de la línea de baterías para establecer una planta de ensamblaje de baterías en la fábrica de Almussafes (Valencia) y Ford también había solicitado las ayudas destinadas a la cadena de valor del vehículo eléctrico.
No obstante, la firma ha anunciado que la planta de Almussafes fabricará 300.000 unidades al año de un nuevo vehículo «que no será 100% eléctrico» y que se lanzará a mediados del año 2027. Al no ser un vehículo eléctrico, este proyecto no se puede acoger al Perte.
Este modelo «en términos globales de carga de trabajo y empleo garantizará niveles superiores a lo que supondría a día de hoy una plataforma eléctrica», explicó el sindicato tras una reunión el pasado viernes con la dirección europea de la multinacional.
La fábrica valenciana fue elegida en 2022 para producir la nueva plataforma de vehículos eléctricos de Ford a partir de 2025. Esto se plasmó en un acuerdo de electrificación que debía asegurar la carga de trabajo en los próximos años en Almussafes y que implicaba en el convenio de la empresa medidas salariales y de flexibilidad condicionadas a la electrificación. La adjudicación no evitó que se tuviera que redimensionar la plantilla con un ERE que ha afectado a 1.124 trabajadores.
Sin embargo, el pasado noviembre la compañía indicó que estudiaba dar un «cambio de paso» y aplazaba las decisiones sobre las inversiones necesarias para adaptar la planta a esta producción y en marzo, el presidente global de Ford, Jim Farley, se comprometió a asignar a la fábrica valenciana la producción de un vehículo de pasajeros multinenergía, mientras se decide sobre el futuro de la electrificación de la fábrica. Ese compromiso se concretó la semana pasada con el anuncio de la fabricación de 300.000 unidades del nuevo modelo.