La presidenta del Parlament, Anna Erra, ha llamado este sábado a normalizar el catalán a través de la «lealtad lingüística de los hablantes», y ha remitido a las palabras del lingüista catalán Pompeu Fabra de no abandonar nunca la tarea y la esperanza.
Lo ha dicho en la conferencia 'Pompeu Fabra y la unidad de la lengua. A los 75 años de su muerte' que celebra la Universitat Catalana d'Estiu (UCE) en Prada de Conflent (Francia), junto al presidente de la UCE, Jordi Casassas, el miembro de la Associació UCE Catalunya Nord Ramón Gual y el miembro de la sección filológica del Institut d'Estudis Catalans (IEC) Nicolau Dols.
«Hablar nuestra lengua en nuestro país, en todas las situaciones cotidianas cada día, se tiene que hacer y siempre: porque tiene que ser un derecho, una reclamación totalmente legítima y, evidentemente, no es nunca ninguna ofensa hacia nadie», ha añadido.
Según ella, el Parlament tiene que ser una institución «referente para el catalán» en el territorio, y quiere que sea un ejemplo y modelo para el resto de instituciones y administraciones.
"nuevo impulso"
Ha asegurado que en estos momentos «hace falta un nuevo impulso en el catalán como el que hizo Pompeu Fabra» porque, a su parecer, las sociedades son cada vez más multilingües, los movimientos migratorios son constantes y la globalización y la digitalización favorecen a las lenguas más fuertes.
Erra ha lamentado que haya gobiernos «que trabajen activamente para hacer desaparecer el catalán como lengua vehicular, como el País Valencià y las Illes Balears».
Y ha avisado a los que pretenden, en sus palabras, vulnerar los derechos de los catalanes: «Nos encontrarán fuertes, de pie, salvando nuestro Estado y nuestra lengua».
Casassas, gual y dols
En su intervención, Casassas ha reivindicado unos «Països Catalans por encima de todo y a Pompeu Fabra como piedra angular».
Dols ha asegurado que si la comunidad lingüística del catalán «no toma medidas de recuperación de la integridad funcional de la lengua en un ámbito común, no son posibles ni el sueño de Fabra de 1907» ni el de los catalanes de estos momentos.
Gual ha explicado que los intelectuales exiliados en Prada tras la Guerra Civil española tuvieron «suerte» de contar con los campesinos y los obreros, ya que su principal problema era comer y calentarse y ellos eran quienes lo solucionaban.