La familia de María Teresa, la joven que desapareció hace 23 años este viernes, 18 de agosto, en una céntrica calle de Motril cuando se dirigía a encontrarse con un grupo de amigos, ha preparado con la colaboración de la Fundación QSD un acto de recuerdo a desaparecidos cuyos casos siguen sin resolverse en el monolito dedicado a ellos en esta ciudad de la costa de Granada.
Así lo ha indicado a Europa Press el padre de la joven, Antonio Fernández, que ha pedido un año más que el caso «no caiga en el olvido» tras doce meses sin novedades sustantivas en la investigación, aunque un nuevo equipo especializado de Policía Nacional llegado desde Madrid se encarga del mismo desde hace aproximadamente medio año, reconstruyendo «todo desde el principio».
En el acto previsto para este viernes a las 10,00 horas en el citado monolito habrá ramos de flores en recuerdo de los desaparecidos, con sus fotografías, según ha indicado Fernández sobre el único acto público programado con motivo de los 23 años desde que desapareciera María Teresa.
Se realiza en el monolito, que, en 2021, aún con medidas restrictivas para frenar la expansión del coronavirus, el Ayuntamiento de Motril inauguró con motivo del próximo 9 de marzo, Día de las Personas Desaparecidas sin Causa Aparente, recordando a su hija.
En cualquier caso, un año más, tanto él como su mujer siguen en contacto con amigos y conocidos de María Teresa, que, en estos días, la homenajean en privado revisando fotos y recuerdos familiares.
María Teresa Fernández desapareció el 18 de agosto de 2000, cuando tenía 18 años, en la Avenida de Andalucía de Motril, en pleno centro de la ciudad, desde donde iba a encontrarse con unos amigos para posteriormente trasladarse hasta el recinto ferial, ubicado a unos dos kilómetros de allí.
Desde un primer momento, los padres descartaron la posibilidad de que María Teresa se escapara de casa porque no encuentran razones para ello. A parte de pistas que finalmente no llevaron a nada, apenas se sabe que la joven mandó un mensaje corto al móvil de su novio que decía: «puede que tarde pero voy, espérame».
Cuando se cumplieron 15 años de la desaparición, los padres de María Teresa Fernández solicitaron al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Motril los trámites para declararla como fallecida por cuestiones administrativas, al objeto también de «evitar futuros problemas con la herencia» a las otras dos hijas del matrimonio, según informaron en su día.