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El centro de cría de Margaritifera del Gobierno de Aragón completa su ciclo reproductivo en cautividad por primera vez

Archivo - Uno de los embalses del río Ebro. | Europa Press - EUROPA PRESS. - Archivo

| Zaragoza |

El centro de cría de la margaritona --Margaritifera auricularia-- ha logrado completar en cautividad el ciclo reproductivo de esta especie por primera vez, algo inédito en el mundo de la conservación de náyades. Ello constituye una puerta a la esperanza para una especie en peligro crítico de extinción.

El centro que el Gobierno de Aragón mantiene en La Alfranca desde 2011, desarrolla el Plan de recuperación de Margaritifera auricularia, llevando a cabo todo el proceso reproductivo de la especie.

Primero trasladando ejemplares de margaritona adultos procedentes del medio natural, esperando que liberen las larvas, posteriormente poniendo en contacto a esas larvas con los peces hospedadores, para que --alojadas en sus branquias-- puedan sufrir la metamorfosis que las llevará a ser diminutos juveniles.

Alrededor de cinco semanas más tarde, los juveniles ya transformados en pequeñas almejas se liberan del pez hospedador y caen al fondo para comenzar su vida en el intersticio del sustrato del río.

Estos juveniles recién metamorfoseados se recojen en el centro de cría en cautividad y se derivan a diversos destinos: una pequeña parte se mantienen en las instalaciones de cría en cautividad para su crecimiento y engorde; otros se «siembran» directamente en el medio natural; y un pequeño porcentaje se destinan a experimentación, para investigar sobre los umbrales de tolerancia de la margaritona a contaminantes como metales pesados o pesticidas agrícolas.

Durante este año 2023, han nacido en el centro más de un millón de juveniles de un tamaño de centésimas de milímetro, de los cuales 25.000 se han mantenido en cautividad y el resto se han liberado a puntos del río Ebro y los canales Imperial y de Tauste donde ya está presente la especie.

Hito histórico

Desde el año 2014, la cría comenzó a ser exitosa a largo plazo, pudiendo mantener los juveniles con vida durante varios años. Pero en 2023 se ha producido un hito histórico: por primera vez se ha podido comprobar que ejemplares de seis años mantenidos en cautividad, han comenzado a liberar gloquidios en las instalaciones del centro de cría.

De esta forma, se logra por primera vez en el mundo para esta especie, completar el ciclo reproductivo de la margaritona en cautividad. Una gran noticia que abre la puerta a continuar y desarrollar con mayor alcance el proyecto de cría, ya que a partir de ahora se podrá contar con generaciones nacidas en cautividad, que ya se reproducen.

Esto quiere decir que el peso de la reproducción de la especie ya no recaerá exclusivamente en los adultos de gran tamaño que viven en el medio natural, sino que podrán aportarse juveniles procedentes del stock de náyades mantenido en cautividad, lo que supone un avance muy importante para la conservación de esta especie.

La elevada mortalidad registrada desde el año 2013, y que ahora parece haberse ralentizado, ha mermado brutalmente la población de la margaritona en la cuenca del Ebro, por lo que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico la incluyó en 2018 como una de las siete especies declaradas en situación crítica en España, debido a su riesgo inminente de extinción.

Aragón tiene una gran responsabilidad en su conservación ya que posee más del 95% de la población ibérica. Para revertir esta situación crítica de la especie, urge el comienzo de la repoblación con ejemplares jóvenes, provenientes de la cría en cautividad, y por ello ya se están haciendo las primeras pruebas para conocer la adaptación de los estos juveniles en ubicaciones del río Ebro previamente caracterizadas como óptimas para estas almejas.

Sin embargo, no valdrá de nada el esfuerzo de producir miles de juveniles en la cría en cautividad si las condiciones en los hábitats naturales no son adecuadas para su supervivencia. Por ello, es imprescindible llevar a cabo acciones de restauración en el entorno natural de la especie, especialmente en el río Ebro, así como otras localidades donde históricamente estuvo presente para así recuperar su rango de distribución.

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