El Gobierno de Aragón ha ratificado, a través de una declaración institucional aprobada en el Consejo de Gobierno, el compromiso adquirido para impulsar la creación de la Fundación Canonesas del Santo Sepulcro.
Con esta finalidad, se realizarán los trámites oportunos para su participación, en concurrencia con las instituciones eclesiásticas y Administraciones públicas que deseen unirse.
La consejera de Presidencia y Relaciones Institucionales y portavoz del Ejecutivo autonómico, Mayte Pérez, ha explicado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno que el Monasterio de la Resurrección de Zaragoza pertenece a la Real Orden de Canonesas Regulares del Santo Sepulcro y fue declarado Monumento Histórico Artístico --hoy Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento-- en 1893.
Para ayudar a conservar el rico patrimonio del recinto, perfectamente integrado en la vida del barrio de la capital aragonesa en el que se ubica, el Departamento de Educación, Cultura y Deporte está ultimando la constitución de la Fundación Canonesas del Santo Sepulcro, en la que participarían, junto a las propias Canonesas, el Gobierno de Aragón, el Arzobispado y el Ayuntamiento de Zaragoza.
De hecho, el Departamento de Educación, Cultura y Deporte, además de contar con la partida económica necesaria, tiene «prácticamente cerrados» los estatutos que regularán el Patronato y funcionamiento de la futura fundación, a expensas de que el Ayuntamiento de Zaragoza resuelva su incorporación a la misma, han indicado desde el Ejecutivo autonómico en una nota de prensa.
Monasterio del santo sepulcro de zaragoza
El Monasterio de la Resurrección de Zaragoza fue fundado en 1300 por doña Marquesa Gil de Rada y construido junto a la muralla romana de la ciudad a lo largo del siglo XIV, gracias al mecenazgo de fray Martín de Alpartir, canónigo del Santo Sepulcro de Calatayud y tesorero del arzobispo de Zaragoza.
El conjunto experimentó algunas reformas, principalmente en los siglos XVI y XIX. Actualmente, una pequeña, pero activa comunidad religiosa mantiene vivo el monasterio.
El Gobierno ha subrayado que el cenobio constituye un «magnífico ejemplo» de arquitectura mudéjar que cuenta con un gran claustro de planta rectangular y dos alturas, en torno al cual se disponen una serie de dependencias destacadas, como la capilla conventual, la sala capitular, el refectorio o el dormitorio, junto a otras más modestas destinadas a cubrir las necesidades diarias de la comunidad, como las bodegas o la cocina, espacios que junto a un tramo de la muralla se han recuperado recientemente y se pueden visitar.
En la sala correspondiente a los antiguos dormitorios, se custodian actualmente numerosos bienes muebles, entre los que destaca el magnífico retablo dedicado a los santos Julián y Lucía.