Un proyecto de Empleo y Oportunidades impulsado por la asociación UkraniaSOS y la Diputación Foral de Bizkaia ha logrado que más de 120 refugiados ucranianos hayan conseguido trabajo desde que se han asentado en este territorio huyendo su país, cuya invasión por parte de tropas rusas va a cumplir un año.
Desde que comenzara la guerra, esta ONG ha mandado ayuda humanitaria a colegios, universidades, hospitales y familias de su país, y ha atendido a unos 2.000 ucranianos que han ido recalando en el País Vasco, algunos de los cuales se han quedado a vivir. En la actualidad, su asociación tiene registrados a unos 550 compatriotas, de los que el 90 por ciento son mujeres con niños.
En declaraciones a Europa Press Televisión, Kateryna Kaminska, coordinadora de Empleo, Oportunidades e Integración Social de UkraniaSOS, ha destacado el amplio abanico de las inserciones laborales conseguidas, que pasan por el ámbito de la Hostelería, Farmaceútica, Ingeniería, Industria o Transporte.
Kaminska ha agradecido el esfuerzo de los voluntarios de su asociación, que no solo ayudan a los refugiados que provienen de Ucrania, sino a todos aquellos que lo necesiten. «La ayuda humanitaria se acaba, pero la ayuda humana es dar oportunidades, dar empleo», ha precisado.
La joven ucraniana ha destacado el esfuerzo de la Diputación de Bizkaia, las empresas colaboradoras y los voluntarios para conseguir las inserciones laborales de estas personas refugiadas, que «encuentran fuerzas para salir y buscar oportunidades».
«Entiendo que es un gran esfuerzo para una empresa dar un trabajo a una persona que no habla bien castellano, que no maneja bien el choque cultural», ha agradecido Kaminska, a quien muchas de las personas que querían volver a Ucrania porque han dejado «su familia, su hogar, sus corazones», le dicen ahora que se quedan «aquí para siempre, que es un país maravilloso».
Una farmacéutica y un camarero
Con experiencia de ocho años trabajando en Ucrania como farmacéutica, Yulia Mkhitarian trabaja en una farmacia de la localidad vizcaína de Erandio.
Fue una prima suya la que le invitó a venir a Bilbao y le dio una casa, donde vive con sus dos hijas, de once y ocho años. En Ucrania, lamenta que se quedaron su marido, su padre, su abuela y hermano, a los que desearía poder traer consigo.
Yulia recuerda que fueron los voluntarios de UcraniaSOS los que la ayudaron a escribir su currículum, y fue en esta asociación donde recibió clases de castellano y cursos de informática, que al final le han ayudado a conseguir su nuevo trabajo.
El propietario de la farmacia, Alberto García Ordóñez, ha explicado que, para la contratación de Yulia, tenía dudas «por el tema de la comunicación» con los clientes, pero que, tras unos días de prueba, estas dudas se han disuelto tras comprobar «su muchísimo interés» y porque han comprobado que es «una farmacéutica».
Svyatoslav Yaroslavskiy, camarero en el restaurante italiano Casa Leotta de Bilbao, ha agradecido a UcraniaSOS y a los responsables de este local la oportunidad que ha tenido de encontrar trabajo tras realizar un curso de manipulador de alimentos, aunque en su país ya trabajaba de camarero en restaurante japonés.
Yaroslavskiy, que fue uno de esos niños de Chernóbil que viajaba a España todos los veranos para ser acogidos por familias, pudo salir de su país por encontrarse enfermo, y reencontrarse con su mujer e hija, que habían podido salir antes de Ucrania. «Estoy enamorado de Bilbao, de su gente», ha enfatizado.
El propietario del local, el argentino Sebastian Gervasutti, ha declarado que es la tercera vez que contratan a una persona ucraniana, «gente preparada que ahora no tienen posibilidades en su país por las circunstancias que todos conocemos», pero que en su empresa van a ser bienvenidos «si son trabajadores y buenas personas».