Cuando se acerca el aniversario del estallido de la guerra en Ucrania tras la invasión ordenada por el presidente ruso, Vladimir Putin, las aulas de la Comunitat Valenciana acogen a 13.852 estudiantes no universitarios de esa nacionalidad. El sistema educativo valenciano es, con mucha diferencia, el que ha recibido un mayor número de escolares que han escapado del conflicto bélico, lo que ha supuesto «un reto de dimensiones desconocidas».
Según los datos del Ministerio a fecha de diciembre facilitados por la Conselleria de Educación a Europa Press, la Valenciana es la comunidad que más alumnado ucraniano desplazado concentra en toda España. De los cerca de 14.000 estudiantes, 10.224 son niños y jóvenes que estudian enseñanza obligatoria --Primaria, Educación Especial y ESO--, Educación Infantil, Bachillerato y FP. El resto son adultos que, en su mayoría, estudia castellano en Escuelas Oficiales de Idiomas y Escuelas de Adultos. Antes de la invasión, el alumnado ucraniano no universitario del sistema educativo valenciano apenas era de 400 alumnos.
Con estas cifras, la Comunitat Valenciana presenta el doble de alumnado ucraniano que Madrid (6.160) y mucho más que Cataluña (4.949) y Andalucía (3.390).
El municipio valenciano que más alumnado ucraniano concentra es Torrevieja (Alicante), con 1.733 estudiantes no universitarios de esta nacionalidad. Es muy llamativo que solo este municipio tiene más alumnado de esta nacionalidad que otras 13 autonomías que no superan los 1.500 alumnos ucranianos. Además, solo el IES Mediterráneo de Torrevieja, con 122 alumnos ucranianos escolarizados, ya cuenta con más estudiantes de este país invadido que, por ejemplo, La Rioja (112 alumnos).
El director de este centro educativo es Manuel Albadalejo, quien ha remarcado a Europa Press que prácticamente todos los días matriculan a alumnado ucraniano. Esta matrícula sobrevenida empezó a notarse ya a las pocas semanas de comenzar la guerra. En una primera fase, recuerda el docente, eran familias que mayoritariamente ya tenían una segunda residencia en la zona y que se decidieron por esta ubicación porque les resultaba mucho más sencillo encontrar acomodo.
Ya en una segunda oleada, entre los meses de abril y mayo de 2022, comenzaron a arribar familias de un perfil socioeconómico distinto, que lo hacían a través de la ayuda de organizaciones humanitarias y que ya no tenían esa facilidad para encontrar domicilio.
«Anímicamente llegaban en un momento complicado, con una realidadmuy difícil para ellos», rememora el director que subraya los esfuerzos realizados para acoger a estos menores «en las mejores condiciones posibles».
«Nos encontramos ante un reto de dimensiones deconocidas: hemos ampliado espacios y pedido recursos extraordinarios que, aun así, son manifiestamente insuficientes», asevera Albadalejo. En este sentido, incide en que la principal barrera a la que se enfrentan estos alumnos es la idiomática, pero, sin embargo, el programa de auxiliares de conversación de ucraniano del Ministerio de Educación --que aportó 55 profesionales al sistema educativo valenciano-- no ha tenido continuidad en este 2023.
«Estos auxiliares desempeñaban un papel muy importante, también en la acogida emocional y de intermediación con las familias, que es un proceso educativo es algo fundamental», ha subrayado el director del instituto.
"menos deberes"
El obstáculo lingüístico es algo que corroboran los propios jóvenes. Oleksander Parkhomenko, un alumno del IES Mediterráneo procedente de Kiev, considera que el sistema educativo español es más fácil que el de su país y tiene «menos deberes». Sin embargo, reconoce que le resulta «difícil» porque necesita aprender el idioma. «Pero tengo buenas notas», apostilla.
Otro de los estudiantes, Stepan Ivashenko, de Aleksandría, apunta que el español «es muy difícil», aunque agrega: «Estoy aprendiendo y cada día mejor».
Desde la Generalitat resaltan que el sistema educativo valenciano está haciendo «un gran esfuerzo para atender a todo el alumnado desplazado por la guerra de Ucrania, contratando y manteniendo todo el profesorado de refuerzo y aulas necesarias para atender esta escolarización sobrevenida, e implantando también un protocolo específico de acogida».
Sin embargo, hace notar que, en el caso de llegadas masivas como las del alumnado ucraniano, es importante la mediación de intérpretes. Por ello, la Conselleria de Educación ya ha solicitado al Ministerio que renueve este programa especial «porque la crisis humanitaria surgida por la invasión rusa en territorio ucraniano se mantiene, así como la necesidad de atender los refugiados ucranianos en edad escolar acogidos».
El IES Mediterráneo de Torrevieja es un ejemplo de pluralidad, ya que en sus aulas hay representación de 35 nacionalidades diferentes y, afortunadamente, «hay una convivencia y los conflictos que se dan son los propios de un centro con más de un millar de alumnos», apostillan desde el equipo directivo.
Esta convivencia se da también entre los alumnos de Ucrania y de Rusia, estos últimos en número creciente. En concreto, a 9 de febrero de 2023 hay 4.496 alumnos rusos no universitarios, cuando en el curso 2019-2020 eran 2.886; en 2020-2021 llegaban a 3.025 y en 2021-2022, 3.720.
El incremento más acusado se dio en el curso 2021-2022 a partir de la invasión de Ucrania a finales de febrero de 2022 y también a partir de las movilizaciones forzosas del septiembre pasado de la población rusa en edad militar, puesto que en lo que va del actual curso la cifra ha subido en más de 776 alumnos. En el caso del alumnado ruso, se repite el patrón de concentración en comarcas de Alicante.
"colaboración fluida" con los compañeros rusos
El director del instituto Mediterráneo define la relación entre el alumnado ucraniano y ruso como «de colaboración fluida». «No hay ningún tipo de conflictividad», asegura este profesor, que comenta que los jóvenes comparten las clases de español e, incluso, ese buen clima se traslada a familias que se prestan apoyo a la hora de hacer los trámites administrativos.
El IES Mediterráneo de Torrevieja es el instituto de toda la Comunitat Valenciana que concentra más alumnado ucraniano --122 escolares-- y también ruso (82). Por tanto, alberga a 204 chicos y chicas de dos colectivos de población afectados por la guerra.