Un «shock», un ambiente de «tristeza generalizada», pero, al mismo tiempo, una explosión de solidaridad y de «sentimiento de comunidad». Así describen estudiantes de las universidades valencianas que se encuentran en Turquía con una beca Erasmus las sensaciones que perciben a su alrededor tras los terremotos que han dejado en ese país y en Siria decenas de miles de muertos.
Fuentes de las instituciones académicas públicas de la Comunitat Valenciana han informado a Europa Press de que sus estudiantes en la zona afectada se encuentran en buen estado.
La Universitat Politècnica de València ha contactado con sus cuatro alumnos y ha constatado que todos ellos están a salvo, al igual que la Universitat de València --de la que procede una estudiante llegada a Ankara justo el día de la tragedia-- y la Universitat Jaume I de Castelló, también con una alumna. La Universidad de Alicante y la Miguel Hernández de Elche no tienen en estos momentos Erasmus en esa área.
Algunos de estos jóvenes han contado su experiencia a Europa Press. Claudia Senón, que cursa Comunicación Audiovisual, se encuentra especialmente impactada, ya que solo una semana antes de la cadena de seísmos se encontraba de viaje en la zona hoy arrasada, en ciudades como Gaziantep --donde el famoso castillo ha quedado muy dañado- y Sanliurfa, de gran belleza.
«Cuando me desperté esa mañana tenía el móvil lleno de mensajes de familiares y amigos preguntando si había regresado a mi vivienda o me encontraba aún en esa zona», recuerda Claudia, que asegura que siente «horror» al ver a lo que ha quedado reducido el paisaje. «Es una zona preciosa y verlo ahora todo destrozado es surrealista», lamenta.
Ante el sufrimiento por las víctimas, la joven destaca que toda la sociedad turca está «volcadísima»: «Hay muchos voluntarios que están dispuestos a llevar todo tipo de enseres para ayudar y se llenan camiones durante todo el día».
Igualmente, hay multitud de personas que se están ofreciendo voluntarias para las labores de apoyo, entre ellas varios de los amigos que la universitaria ha hecho durante los cinco meses que lleva en el país.
Otro testimonio es el de Sarlote Marta Rulle, que estudia Filología Inglesa y que llegó a Ankara justo el día del terremoto. Aunque en la capital no se notaba al extremo la sacudida como en otras regiones más al sur, la joven sí relata «pequeños accidentes como vasos cayendo o armarios abriéndose, dejando la gente asustada y preocupada».
La reacción de la población es algo que ha llamado especialmente la atención de Sergio Valero, estudiante de Bellas Artes que llegó en septiembre a Estambul.
"personas superhospitalarias"
«Los turcos son unas personas superhospitalarias. En España somos amables, pero aquí son más abiertos. La cultura musulmana es muy de comunidad y eso se nota en cómo la gente se moviliza desde cualquier parte del país para arrimar al hombro», comenta el joven murciano, natural de Murla y a quien esta catástrofe le hace evocar cómo un temblor de tierra causó estragos hace más de una década en Lorca.
El joven tiene previsto completar su estancia el próximo mes de julio y no da muestras de pensar en acortarla. «También me lo comentaron recientemente, con motivo de los atentados, pero, de momento, quiero seguir aquí». «Pese a todo, sigue valiendo la pena», concluye.