Los madrileños han optado por volver a los disfraces clásicos de vampiro, de bruja o de esqueleto para celebrar la festividad de Halloween este año.
Así lo ha trasladado la propietaria de la tienda de disfraces Barullo, Carolina Céspedes, a Europa Press, quien ha indicado que como este año no ha habido «ninguna película que haya pegado fuerte como otros años», sus clientes han vuelto a los disfraces «de toda la vida».
«Otros años ha habido películas y series que han pegado muchísimo, como 'IT' o 'La Casa de Papel', pero este año no y han vuelto a los disfraces clásicos de esqueleto, vampiro y bruja», ha afirmado Céspedes.
También ha destacado el aumento de clientes que buscan comprar disfraces religiosos de monja y de cura. «También para los niños porque algunas personas no celebran Halloween sino el Día de Todos los Santos, y entonces compran disfraces de ángeles o de pastores para celebrarlo», ha detallado.
En cuanto a las ventas en su tienda, Céspedes ha reconocido que han aumentado en comparación a los anteriores años, donde aún había restricciones a causa de la pandemia.
«Las ventas están yendo muy bien, se nota que la pandemia está controlada y que la gente tiene muchas ganas de fiesta. Hemos tenido bastantes ventas y se ha notado un crecimiento respecto a otros años», ha subrayado.
Combinación de disfraces clásicos con complementos de terror
La responsable de la tienda de Los Caprichos de Goya, Eva Benoliel, ha explicado que este año han notado un cambio en el tipo de solicitudes que demandan los clientes.
«Los disfraces de terror no han vendido tanto y se han preferido comprar combinaciones de disfraces clásicos, como el de cowboy, con complementos de miedo como máscaras de hockey o colmillos de vampiro», ha incidido.
También ha notado un incremento en la venta de sombreros de bruja, de mucho maquillaje, como las cicatrices artificiales, y en todo lo relacionado a crear un disfraz propio. «A veces simplemente visten normal pero llevan complementos en la cara, como heridas o sangre artificial», ha añadido.
En cuanto a las ventas, Benoliel ha notado que los clientes han comprado «muchos más complementos que otros años» y que la cosa
«está animada». «Los clientes quieren fiesta, quieren olvidarse de lo que hemos vivido y por eso su mentalidad es que hoy en día cualquier motivo es bueno para celebrar», ha concluido.